Osman Rojas D. | LA PRENSA de Lara – La construcción se paró en seco. Atrás quedaron los días en los que una casa de familia era alimentada batiendo cemento o levantando vigas pues en estos momentos hay una paralización del 98% de la industria, que los obliga a migrar a otros oficios.
Pedro Peña, representante del sindicato de trabajadores de la construcción, señala que de los 20 mil trabajadores que en el año 2015 se encontraban activos, cuando mucho quedarán unos 200. «Los que están trabajando es porque hacen reparaciones en comercios o en oficinas, o matando tigritos con una que otra vivienda. No hay mucho más», dice.
Peña señala que la crisis dentro de la industria es tan alta, que la mayoría de trabajadores está vendiendo café o chucherías en la calle como modo de supervivencia ante la hiperinflación que vive el país. «Da tristeza ver a obreros con un termo de café tratando de ganarse la vida. Eso es mano de obra que se pierde», señala.
Para el dirigente sindical uno de los grandes problemas en el sector de la construcción son los sueldos que las empresas pretenden pagar. «Quieren darle 600 o 700 mil bolívares semanales a un obrero. Eso se va en pasajes«, dice.
La falta de materia prima es otro aspecto que tiene contra las cuerdas al sector, pues no hay cemento ni cabillas en el mercado venezolano. «A nivel nacional la industria del acero se paró por completo», recuerda.
Peña señala que la construcción atraviesa su momento más crítico y prueba de ello es que ni el Gobierno nacional está haciendo obras ni grandes ni pequeñas. «La Misión Vivienda está parada. Nadie construye hoy en día», concluye.& ;