Lorena Rojas | LA PRENSA DE LARA.- La acostumbrada procesión de la virgen de Nuestra Señora de Altagracia que se realiza en Quíbor, capital del municipio Jiménez, se suspendió debido a la pandemia del Covid-19, sin embargo, los fieles desde sus casas le han rendido honor haciendo su respectivo altar y escuchando la novena a través de la radio.
Aunque este año, la virgen no saldrá de su santuario en la capilla de La Ermita para la visita 139 a la Iglesia Altagracia, Harry Lozada, historiador del municipio, explicó que dada las indicaciones de la Arquidiócesis cada quiboreño debía colocar un altar, el cual tendría la imagen de la virgen, un símbolo católico que puede ser la biblia o el rosario y un objeto que represente a Quíbor.
Para este viernes 22 que será atípico en Quíbor debido a que la imagen permanecerá en su santuario, la feligresía podrá escuchar la misa a través de las radio a las 8:00 am, al terminar la eucaristía, se tendrá la participación de camareras quienes contarán como ha sido el servirle, algunos músicos y también historiadores que darán a conocer un poco más sobre la historia de La Caimana.
El padre Javier Escalona como acto de solidaridad repartirá 4000 arepas a las personas más vulnerables, para lo cual contó con la colaboración de la feligresía.
La capilla La Ermita, donde reposa la imagen, actualmente se encuentra abierta para que todas las personas que se quieran acercar a hacer sus peticiones a la virgen lo puedan hacer, siempre y cuando mantengan las medidas de bioseguridad.
«El pueblo de Quíbor se siente muy triste porque la virgen no saldrá en procesión, esperamos que pronto la podamos tener de nuevo en las calles», afirmó el historiador, así mismo señaló que en la Iglesia Altagracia también han colocado una réplica de la imagen.
Para el lunes 25 en la casa cultural se tiene previsto una tertulia para que la feligresía cuente como la bondad y amor de madre de la virgen se ha manifestado en su vida familiar y así mismo compartir la historia de la imagen.
Con la suspensión de la procesión la tradición de actividades como el gran bicicletazo, la caminata y hasta la postura de su manto en el trono, también quedan en pausa, pues ahora cada fiel ha convertido su casa en un sagrado aposento para la virgen, por lo que esta peregrinación será aún más espiritual.
«La Caimana» como también es conocida la virgen en Quíbor, tiene varias versiones del porqué la llaman de esa manera, una de las más conocidas es que la de que un quiboreño que se bañaba en un río cercano, se le apareció un caimán, que estaba dispuesto a comerlo. El quiboreño, en invocó la protección de la Virgen de Altagracia, pero con el susto y la desesperación no dijo su nombre sino que repetía una y otra vez, ¡Socórreme, Caimana!. Y sus plegarias fueron escuchadas cuando el caimán huyó del lugar sin siquiera tocarlo.