Cristina Linárez | LA PRENSA.- La cantidad de comerciantes en los mercados ha bajado un 50 por ciento ante el costo de la mercancía y la falta de clientes. Cuatro comerciantes consultados que aún están aguantando en los mercados, aseguran que cada fin de semana hay menos tarantines.
Mercados como el San Juan y El Obelisco, conocidos por tener mercancía a buen precio y variedad, han tenido un cambio notorio ante la crisis económica del país. Espacios sin tarantines y buhoneros con poca mercancía preocupa a quienes han trabajado toda su vida en la economía informal.
Tememos que llegue el momento en que ya no haya más mercado, esta crisis está acabando con todo, hasta con lo que se había mantenido por tantos años”, dijo Guillermo López, un comerciante consultado.
López, quien tienen 23 años trabajando en el mercado San Juan, recordó que hace cinco años no cabía la gente en el mercado, las calles que se llenaban de tarantines eran más de 10, y ahora sólo una, la calle 38, desde la carrera 19 hasta la 13.
La esperanza para los comerciantes es la temporada decembrina, pero el incremento de precio de las cosas que venden es su mayor preocupación. “Nosotros tenemos fe que en diciembre la cosa va a mejorar por las utilidades que cobra la gente, porque ni con los aumentos de salarios hemos visto el cambio en las ventas”, precisó López.
Jhonny Torres, otro comerciante consultado, dijo que hay días en donde no vende nada y se lleva la mercancía entera. “Nos da rabia que estemos pasando por esto”, dijo molesto el comerciante.
Además de agregar, que para ellos el tema del efectivo les ha caído como un balde de agua helada. “Si antes no teníamos tantas ventas, ahora menos, porque la gente anda pasando roncha para poder conseguir el efectivo”, precisó.
Cuatro clientes que fueron consultados en el mercado, aseguraron llevarse en efectivo más de 50 mil bolívares para poder comprar. Daniela Medina, una consultada, dijo ayer que para ir al mercado tuvo que sacar del cajero automático Bs. 10 mil todos los días hasta reunir cierta cantidad y poder ir a comprar en el mercado San Juan, lo cual calificó como un calvario.