Los pasillos de mercados como El Obelisco se ven desolados, las estructuras están vacías y polvorientas, el número de cada local en un costado del armazón da cuenta que en el lugar hay más de mil 078 puestos disponibles, de los cuales apenas 11 son los que ofrecen ropa al público. El Mercado Las pulgas, también ubicado al oeste de Barquisimeto, aunque sus locales sí están abiertos no hay compradores, para muchos de los locatarios esto se debe a que las personas prefieren surtirse de comida antes que de prendas de vestir.
Yadira Pérez, una de las pocas vendedoras que se mantiene en la sede del mercado El Obelisco, cuenta que luego de la pandemia las instalaciones se han mantenido solas, de los propietarios dijo que unos fallecieron y otros no se han reincorporado a las jornadas habituales que van desde los días jueves hasta el sábado.
«Tres de las vendedoras nos colocamos en la entrada de atrás para que de esta forma las personas que lleguen sepan que aún el mercado se encuentra activo, pero somos muy pocos, esperamos que para el próximo año los colegas retomen sus locales y así los compradores vuelvan a visitarnos», dice Pérez.
En mercados como Las Pulgas el panorama no es muy diferente, las puertas están abiertas, pero las ventas por el suelo, los 35 años de constancia en estos espacios les ha permitido a arrendatarios, como Ana Herrera contar con una clientela fija, con quienes cierra las pocas ventas que hace, porque asegura que compradores nuevos que lleguen al mercado no hay.
De igual forma, Aura Arias destaca que en la actualidad el poder adquisitivo de las personas no ha estado muy bueno, razón por la cual considera que las ventas no se han incrementado ni siquiera durante este mes de diciembre. «A las personas les tocó poner en una balanza sus prioridades y cuando una familia responsable hace eso, lo más importante es garantizar la alimentación de la familia, por eso la ropa no se ha vendido como esperábamos», recalca Arias.
Mercados del centro tienen más demanda de consumo
Sin embargo, en mercados como San Juan, ubicado en el centro de la ciudad, el movimiento sí se vio. Desde las 6:00 de la mañana, Carlos Gutiérrez comenzó a armar su puesto en el que vende ropa, asegura que los días más cercanos al 24 de diciembre fue cuando llegaron más compradores.
Al hacer un recorrido por el popular mercado se podían encontrar franelas para caballero desde dos dólares, jeans para damas desde 7 dólares, chancletas, sandalias, franelillas y demás modelos de ropa y calzado; sin embargo, la cantidad de calles que en años anteriores eran tomadas por los vendedores del Mercado San Juan ya no son las mismas, se han reducido.
Marina Hernández recuerda que «hace unos siete años visitar mercados como El Obelisco o el San Juan era toda una odisea, había que tener tiempo disponible para hacer el recorrido y poder de decisión para escoger lo que buscábamos, la variedad en modelos y precios era mucha, ya no es así. ¡Ojalá para el año próximo poco a poco vuelvan a ser como antes, necesitamos una mejor economía para todos!».