Guiomar López | LA PRENSA DE LARA.- Su talla es de 12 años y el peso de 31 kilos, pero Lordani Dudamel recién cumplió su mayoría de edad. Lleva 8 años padeciendo insuficiencia renal y figura entre esos diagnósticos tardíos, que de acuerdo con la gravedad terminan directamente en diálisis hasta lograr el trasplante. Un alerta que recuerda Juan Bautista Chávez, jefe de Nefrología del Hospital Pediátrico Agustín Zubillaga, ante los síntomas que desconocen algunos padres y esa cadena médica que tarda entre la referencia del pediatra al nefrólogo.
Ese recorte de la brecha en la atención médica evitaría esa cadena desde la Sala de Emergencias, médico general, pediatra, oftalmólogo, retinólogo, cardiólogo y finalmente con el especialista. Según el nefrólogo pediatra, Chávez, se empieza por la exhaustiva evaluación desde el examen físico, confirmar a través de exámenes de laboratorios el estado de la orina y valores alterados que puedan estar vinculados a hipertensión o aproximación a diabetes.
Explica que es relativo a cada paciente y ante sospechas se debe considerar el eco abdominal para un acercamiento al diagnóstico. «Merecen especial atención en los bebés prematuros, para determinar cómo se dio el desarrollo del riñón», resalta de ese control entre exámenes, administración de líquidos y evitar el abuso de medicamentos antiinflamatorios o ciertos antibióticos que puedan ser agresivos, de acuerdo al consumo reiterativo.
Acudir al especialista y tener el diagnóstico asertivo permite ubicar la alteración y no necesariamente llegar a diálisis. Señala que se puede tardar desde el grado 1 con la identificación de los problemas de filtración hasta el grado 5 con la dependencia de las diálisis y necesidad de trasplantes, con dificultades aún contando con el donante vivo.
El control del niño sano es indispensable, así como la observación de los padres frente a indicios que pueden empezar por palidez, abundante orina y cambios en coloración, edemas, dolencias repentinas e incluso el disparo de la tensión arterial.
Le ponen corazón
Una mejor calidad de vida es la esperanza que los mantiene en pie y desean abandonar esa dependencia interdiaria a una máquina de diálisis. Marca el testimonio de pacientes que siguen creciendo con este riñón artificial. Nexy Dudamel cuenta que su hija Lordani tuvo el diagnóstico de riñones poliquísticos desde los 10 años. Estuvo tan débil que le provocaba sólo dormir y la hemoglobina llegó a bajar a 6. Exámenes de laboratorio y el eco confirmaban su estadio 5 con las diálisis, al punto de requerir la atención desde cuidados intensivos y durante 2 meses del 2021 no pudo caminar por problemas en la columna.
«¡No lo pudimos ver!», lamenta Nelly de Alvarado, abuela de Ariannys de 15 años y quien empezó esta guerra por la vida desde 2019. Su rostro se hinchaba y con los exámenes se supo que la urea y creatinina estaban altas. «Los riñones casi se le desaparecieron», recuerda de esos momentos tan drásticos que hasta convulsionaba. Además de sufrir daños en sus ojos con retinopatía en grados 2 y 3.
Los indicios de Marcos García fue de dolor de cabeza y problema visual. Señala Rosigel Rosendo acerca de su hijo de 19 años, que recibió su adolescencia confirmando su insuficiencia en estadío 3 y se vio afectado por los concentrados en esteroides. La hipertensión fue inclemente para él, junto a edemas y retención de líquido.
El trayecto es largo para estos pacientes, quienes comprometieron su desarrollo en la adolescencia y avanzan lento en esa apuesta por la vida.
Se detiene el avance en la vista
El riñón ayuda a mantener los líquidos en el organismo. La retinóloga, Carla Rojas, recuerda que el ojo suele estar afectado por procesos inflamatorios, además de daños por hipertensión y diabetes. La obstrucción suele ser por abundante líquido.
«La alteración puede detenerse y evitar la ceguera«, advierte cuando se mantiene la enfermedad de base, el control con el especialista y cumplir el tratamiento indicado con inyecciones, láser o dependiendo del avance del caso.
Según la especialista, el control del niño con el oftalmólogo debería ser a temprana edad porque ellos suelen creer que están viendo de la manera correcta hasta que no sean valorados. Se podrían acoplar, dependiendo del tiempo y con medidas correctivas para evitar llegar a la gravedad, necesitando de cirugías que pueden ser costosas.
Es asumirlo como parte del refuerzo del control de niños sanos, por descarte o para detener algún mal de mayor índole.