José Daniel Sequera | LA PRENSA.- La frase “hasta que la muerte los separe” ya no se escucha tanto en las iglesias como en años anteriores, pues de acuerdo a sacerdotes pertenecientes a la Arquidiócesis de Barquisimeto el número de matrimonios eclesiásticos ha bajado en un 80 por ciento debido a la crisis económica.
La Prensa consultó a siete iglesias católicas sobre el tema y se constató que la unión matrimonial ha tenido un bajón importante. En la Basílica Santo Cristo de la Gracia, Parroquia Nuestra Señora de la Asunción, ubicada en la carrera 23 entre 31 y 32, registraba 200 matrimonios anuales y en lo que va de 2018 apenas han registrado cuatro celebraciones.
Miembros de esta iglesia comentan que la crisis económica ha frenado las ganas de las parejas en unirse ante la mirada de Dios pues la celebración de una boda sencilla, desde las colaboraciones al templo hasta los requisitos, puede costar alrededor de 25 millones de bolívares.
Estas cifras fueron sorprendentes para Elvia Peroza, acompañante de las parejas en el proceso prematrimonial de su parroquia.
“Los jóvenes están saltando el paso del matrimonio por falta de recursos económicos, las necesidades están siendo priorizadas y eso está bien, pero aplazan la boda por no tener con qué costearla”, dijo lamentándose, mientras resaltaba que apenas en esa iglesia están anotados cuatro matrimonios para agosto y septiembre cuando antes el santo lugar era una de los más buscados por no necesitar adornos pues su estructura gótica la hace muy elegante.
En la Catedral, se vive la misma situación, el padre Pablo Fidel González afirma que la crisis económica afecta por donde se le mire.
“Los que se casan lo hacen porque los une Dios que es la primera persona que da amor. Pero este acontecimiento va acompañado de otras celebraciones materiales y el hecho de que la realidad no esté dada para ello, dificulta el paso de pararse frente al altar”, mencionó el cura.
Humberto Tirado párroco de Santa Rosa de Lima, ubicado al este de la ciudad, alega que las celebraciones no se ven como antes y esto se debe a que por el factor económico la juventud está emigrando a otros países, porque aquí las condiciones no están dadas para lo que implica tener un hogar.
Considerándose entonces que el segundo motivo por el que se salta este sacramento es que las nuevas parejas aplazan la bendición de Dios para cuando la realidad económica de Venezuela tenga otra cara.
Yurali Martínez, secretaria del despacho parroquial comentó que el santuario sigue siendo uno de los que más celebra, pero en números ha bajado un 30 por ciento en comparación con años anteriores, pues en el 2016 celebraron 288 bodas, mientras que el año pasado sólo hicieron 200. “Este año hemos tenido 30 bodas y en su mayoría los jóvenes que se casan lo hacen apresurados sólo para irse del país”.