La Prensa de Lara - Noticias de Barquisimeto, Lara, Venezuela y el mundo

sábado, 13 diciembre 2025
sábado, 13 diciembre 2025

Mitos y Leyendas: Llanto de niño de brazos «larguísimos» paraliza en La Miel

Pobladores de La Miel escuchan al escalofriante niño en la urbanización "Mi Veguita" durante Carnaval y Semana Santa.

El llanto desgarrador de un niño y el escalofrío que produce el sentimiento de un sufrimiento que lo mantiene en pena es un episodio inolvidable que han vivido habitantes y visitantes de La Miel, en Simón Planas, específicamente en los terrenos de la actual urbanización «Mi Veguita».

Allí se esconde una inocencia perdida en medio del odio de padres inescrupulosos, capaces de cometer un vil asesinato en la década de 1960. Desde entonces, en días de Carnaval o Semana Santa los lugareños afirman escuchar «el llanto del niño de brazos gigantes». Un lamento que, según dicen, paraliza de los nervios, pidiendo auxilio y negándose a morir.

Son amplios terrenos, donde hoy en día suelen realizarse las fiestas carnestolendas, pero luego de la euforia de este jolgorio, los vecinos advierten el riesgo de sufrir un susto aterrador cuando se escuchen aquellos gritos desesperados de un niño que llora, víctima de maltrato. Hasta quien se creía valiente, termina descompuesto por el nerviosismo que le hace debatirse entre la negación a voltear y la fuerza interna incontrolable que lo incita a mirar aquel espectro.

Mitos y Leyendas: Llanto de niño de brazos "larguísimos" paraliza en La Miel

Son segundos que se sienten como una eternidad, en virtud de las energías negativas de esos lamentos. «Por más que lo evites, terminas mirando y la escena es más espeluznante cuando ves a esa criatura de brazos larguísimos, arrastrando un mecate», dice el cultor Carlos Colmenárez, confirmando alguno de los testimonios de esta tradición oral.

Señala que pueden ir caminando solos o en grupo, pero la reacción es la misma, una sensación de como si se les «duermen» las piernas, para expresar que les cuesta seguir avanzando e incluso, no poder emitir palabras al verlo. Se enfrentan a ese choque de la inocencia truncada, siendo como una manifestación de plena frustración cuando las dos personas que debieron cuidarlo y amarlo fueron padres que no tuvieron piedad para arrebatarle la vida.

«¡Allá viene bajando!», es la exclamación más frecuente, cuando sienten los gritos más de cerca y se escuchan como un eco muy lejano, el roce del mecate arrastrado por el piso, en un tramo de una cuadra, hasta que cruza en una esquina. Pero al cultor le cuentan que ese tramo es suficiente para que la gente experimente el encuentro con el «más allá» y sientan que están a punto de morirse de un infarto, debido a que las palpitaciones del corazón se aceleran muchísimo ante un hecho tan espantoso.

Mitos y Leyendas: Llanto de niño de brazos "larguísimos" paraliza en La Miel

Se enfrentaban al terrorífico niño

Colmenárez precisa que los curanderos y chamarreros no han podido frenar estas apariciones, y aquellos religiosos a quienes les solicitaron la bendición para este lugar, se abstuvieron de actuar. Los habitantes buscaban evitar la presencia ensordecedora de este niño que sólo clama por la vida y reclama el maltrato durante sus pocos años de infancia.

Resulta que la historia se origina de una familia muy misteriosa, una pareja de poco hablar y que paulatinamente demostró su malvivir, sin el dominio de sus vicios y que ni siquiera pudieron servir como padres. Fue en el sector «Mi Veguita» de La Miel, donde se conformó la primera urbanización que tomó el nombre de lo que antes era un simple caserío. Sólo contaban con una empresa destilera, donde trabajaban y la mayoría del personal provenía de la región central, principalmente de Caracas y Miranda.

Ellos tuvieron un bebé y los vecinos sospechaban, hasta llegaron a reclamarles porque sabían del maltrato que recibió este niño que no pasó de sus tres años. Escuchaban golpes y conocían que no les importaba su corta edad, para amarrarle la boca y sus brazos para que no siguiera gritando ni esquivara los golpes en sus manitos.

Mitos y Leyendas: Llanto de niño de brazos "larguísimos" paraliza en La Miel

Luego de escuchar esos golpes, el niño continuaba llorando. Colmenárez cuenta que no controlaban el consumo de bebidas alcohólicas ni la consecuencia de sus actos. Nadie los detenía ni siquiera por pena, cuando algún vecino se atrevía a gritarles para que dejaran de azotar al infante.

El mal genio y la presunta sustracción de objetos de valor en la empresa les costó el trabajo y al ser despedidos, la ira fue desmedida en contra de aquel inocente. Los vecinos empezaron a sospechar aún más, cuando dejaron de ver al niño. Ya no salía al patio y ni siquiera se escuchaban sus gritos. Al poco tiempo, esta pareja se estaba mudando y dejando tantas interrogantes en los vecinos de «Mi Veguita».

Mitos y Leyendas: Llanto de niño de brazos "larguísimos" paraliza en La Miel

Varias familias vivieron en esa casa abandonada, pero duraban pocos años porque sentían la presencia extraña y el llanto de un niño de brazos larguísimos. Fue entre los años 1972 y 1973, cuando unos inquilinos realizaban unos trabajos de remodelación y en el movimiento de tierra descubrieron el cuerpo del niño, en posición fetal, atado de cuello y manos con un cabresto, mecate para guiar y atar animales.

Conocieron que pese a que habían transcurrido tantos años, se inician las averiguaciones y capturan al padre en Puerto Cabello, donde se habían residenciado y la madre había fallecido por los abusos con la drogas y alcohol. Mientras que pobladores lamentan que el llanto del niño los sigue atormentando con su lamento por la vida.

Noticias relacionadas

No te pierdas

Redes sociales