Guiomar López | LA PRENSA DE LARA.- Está hospitalizado y en los próximos días ingresará a pabellón del Hospital Central Antonio María Pineda. Nervios e incertidumbre, frente a la sentencia de ser el primer caso de amputación de pene en 2022. Aumentará esa data de 20 pacientes registrados desde 2019 por la falta de diagnóstico a tiempo del cáncer de pene, que tiene al Virus de Papiloma Humano (VPH) entre los primeros detonantes y con un avance silencioso que termina condenando ante la resistencia del hombre al chequeo médico. Expertos llaman a cuidar la salud y evitar estas medidas drásticas que pueden comprometer la sexualidad y la vida del paciente.
El ejercicio de imaginarlo les genera temor y hasta escalofríos. Es una cuota muy alta que deben pagar con la pérdida del símbolo de masculinidad y el desafío de superar una frustración con los nuevos hábitos de orinar agachados, además de adaptarse a otros placeres de la sexualidad. Un trauma psicológico, cuando se trata de la remoción del miembro con la falectomía total y que en la región se alza en 70% de incidencia en pacientes con cáncer, mientras el 30% restante fue de intervenciones parciales, conservando la uretra que les permite orinar de pie y conservar cierta sensibilidad para la penetración en el acto sexual.
La vida sigue siendo la prioridad de elección, ante un cáncer focalizado que puede ser retirado parcialmente o sacrificar el genital. Riesgo descartado ante el mito de ignorar la salud masculina, por demás asintomática en caso de VPH, y el miedo de comprometer la «hombría» con los chequeos rutinarios en el urólogo. Sin embargo, este error con el tiempo comienza a reflejarse en cambios en el deseo sexual, eyaculación irregular con sangrado, secreción, sensación de ardor o molestias en general. Más tarde presentan lesiones externas con verrugas o protuberantes y cuando dan más largas en el tiempo, el pene termina tupido con una formación en proporciones tan desiguales y parecida al coliflor.
Estar atentos
Desde el llamado a la responsabilidad de los hombres por su salud, Javier Cabrera, director regional de Salud, admite que se trata de un trabajo de conciencia con los caballeros, al negarse a chequeos rutinarios. Se resisten hasta el extremo que sólo buscan atención médica por la presión de su pareja, quien fue advertida por su ginecólogo ante la presencia de alguna anomalía o confirmación de contagio del VPH.
Realidad que suelen olvidar aquellos jóvenes, presos de la promiscuidad y sin mirar más allá del placer de la necesidad de protegerse de alguna infección de transmisión sexual. «Lo más grave es que suelen ser asintomáticos, pero con un avance agresivo y que al acudir en busca de ayuda es por la preocupación tardía de una lesión visible», señala de la falta de un diagnóstico temprano sin llegar a sacrificar su miembro, porque hubiese tenido otras opciones de tratamiento.
Al desglosar la data del hospital, se tienen que las amputaciones de penes fueron de 8 durante el 2019, igual cantidad en 2020, mientras que en 2021 se tuvieron 4 casos. El primer paciente de este año está hospitalizado y a la espera del ingreso a pabellón. Según el urólogo, Marcial Daza, la causa principal sigue siendo el VPH responsable no sólo del cáncer uterino, sino también de pene, además de la fimosis que padecen esos hombres con problemas para retraer el prepucio con el glande cubierto y las dificultades de higiene en esta zona tan húmeda.
«No se siente nada y por lo general el hombre llega a la consulta empujado por la mujer», confirma de ese proceso de negación e impidiendo una atención que sólo podría pasar a la electrocauterización para eliminar cada una de las lesiones o verrugas. El tratamiento es relativo para cada paciente y de acuerdo a la evaluación se les indicaría la aplicación de cremas supresoras.
El diagnóstico tardío o abandono del control sólo lleva a la remoción de los ganglios afectados. Explica que con la amputación parcial se pierde cierta sensibilidad, porque el glande suele ser el más afectado y que al tratarse de dos tercios el paciente puede orinar de manera regular y hasta penetrar en el acto sexual. Pero al ser total, le compromete la eyaculación y por el conducto perineal le permite el descanso a la vejiga.
El acompañamiento familiar con apoyo profesional ayuda en este proceso de duelo, porque en Venezuela no se hace el trasplante de pene.
Seguimiento
Los especialistas sugieren no bajar la guardia por la falta de circuncisión, aparición de procesos inflamatorios que terminen crónicos y el riesgo de estar infectados de VPH. Estudios revelan que 40% de los casos de cáncer de pene provienen de este virus, considerando el alto riesgo que implican aquellos más agresivos, como los tipos 16,18, 45 y 56 que suelen ser más potentes para irritaciones crónicas o carcinomas.
De allí, lo pertinente del uso de preservativos, evitar caer en las tentaciones de la promiscuidad para conservar sólo una pareja estable y se debería aplicar la vacuna contra el VPH que sólo se encuentra en centros privados, porque aún no es incluida en el plan de inmunización nacional.
Superar al trabajarlo desde la calma e interpretación
Poco a poco y sin forzar, el paciente entenderá ese cambio de su masculinidad sin la dependencia del pene. Un proceso de duelo que debe ser acompañado por familiares y con toda paciencia. Así lo advierte el psicólogo, José Aranguren, al explicar que se empieza a través de la interpretación de la realidad.
«Se entiende el valor del pene para cualquier hombre, pero al entender la situación se deben buscar otras alternativas de deseos«, señala de un proceso más espiritual que desecha creencias o críticas, para empezar a asumir la aceptación. Esto podría ser un poco más tardío en esos hombres consumidos por la promiscuidad como un errado concepto de vida sexual activa y que sin la debida protección, sólo conlleva a este tipo de enfermedades. Sólo debe abrirse a nuevos estímulos para retomar la vida habitual.
Otro valor de la sexualidad
No sólo con el pene se mide el desempeño sexual, lo advierte José Daniel Peraza, psiquiatra con especialidad en sexología, para explicar a estos pacientes que el duelo por la pérdida de su miembro no debería sacrificar su sexualidad. Esto conlleva al descubrimiento de más herramientas para hacer este acto placentero.