La imagen partió desde la parroquia San Antonio María Claret.
Euseglimar González I LA PRENSA DE LARA.- La Divina Pastora retornó a su templo con el calor de su rebaño y vestida de fucsia, que representa la alegría, misma que tenían los devotos al llevarla en sus hombros hasta su pueblo en Santa Rosa.
Este sábado, luego de las 2:00 de la tarde, desde la iglesia Claret inició la procesión con motivo del retorno a su santuario, tras estar en Barquisimeto por más de dos meses.
El vestido que usó la imagen de la Divina Pastora es una donación de la familia Agustino Recoleta, pues conmemoran los 125 años de la llegada de los primeros frailes a Venezuela, es por eso que el traje lució el escudo, además en el cuello llevaba puesto una medalla proveniente de la parroquia Nuestra Señora de la Consolación de Maracaibo.
Durante el recorrido, sacerdotes y feligreses cantaron y oraron. Además, devotos pagaron sus promesas, algunos la acompañan en la salida de Santa Rosa hasta la Catedral y otros sólo lo hacen de regreso al Santuario.
«La acompaño en su salida y llegada. Llevo 16 años pagando promesa por mi hijo porque sufrió un paro respiratorio y desde ese momento le pedí a la Divina Pastora que me lo salvara y como promesa caminaría en su procesión vestido de Nazareno», sostuvo Yornis Pérez, devoto.
El momento más emotivo para muchos feligreses fue cuando la Divina Pastora se despidió de Barquisimeto y se encontró con la imagen de Santa Rosa de Lima, en la avenida Lara con avenida Francia.
«Se me pone la piel de gallina cada vez que veo el encuentro de estas dos santas», comentó Rosa Álvarez, devota.
Al momento de llegar al Arco de Santa Rosa fue recibida entre aplausos y cantos. Pocos minutos después la imagen llegó al templo para dar inicio a la eucaristía que fue oficiada por monseñor Baltazar Porras, arzobispo de la Arquidiócesis de Caracas.
«Con fe y entusiasmo nosotros los venezolanos recibimos el amor, ese que nos da la advocación de María Santísima«, sostuvo Porras.
La homilía se llevó a cabo en las afueras de la iglesia de Santa Rosa para que los feligreses pudieran tener de cerca a su madre.