Bajar por la calle 26, entre carreras 11 y 12 del sector San Martín de Porres, en el centro de Barquisimeto, exige extraordinarias condiciones físicas porque es muy inclinada. Es por ello que 20 familias del tramo que están por reconstruir insisten en que continúen con las escaleras y no se sustituyan por rampas, tal como se aprecia actualmente en algunos tramos. Señalan que es una vía de acceso para las personas hacia otras comunidades del sur de Barquisimeto y que adultos mayores o personas con problemas de movilidad deben sujetarse de las paredes para no caerse y rodar hacia abajo.
La señora Dulce Barrios admite que reconocen el inicio de los trabajos y sólo recuerdan que el proyecto inicial era la reconstrucción de aceras y escaleras que constaban de 121 escalones, pero progresivamente los fueron eliminando y sólo se mantuvieron aquellos en la zona de mayor pendiente para evitar el peligro de sufrir alguna caída. Además, este es el camino de enlace de vecinos de El Roble, Macuto y El Manzano, quienes acortan distancias y suben directamente hacia el centro de la ciudad a trabajar, estudiar, hacer mercado o realizar sus diligencias. «También nos aterra que con las rampas este sea el pasadizo de motorizados a alta velocidad, lo que significaría accidentes o exponernos a la delincuencia», dice.
Filtraciones atrasan construcciòn de escalera
Comenta que hace aproximadamente un mes, una cuadrilla de Hidrolara reventó un estimado de nueve metros de concreto —cuya remoción sigue pendiente— para reparar una tubería de aguas blancas y están conscientes de la falla de humedad acarreada por filtraciones de posibles nacientes de agua, lo cual puede ser una traba para agilizar su culminación. Más adelante se aprecian los tramos de rampa, donde —mencionan— se podían haber recuperado los escalones y están otras cuadrículas con fundaciones metálicas para continuar con rampas.
De hecho, la septuagenaria Josefina Vásquez se asoma desde su casa y confiesa que le ha tocado subir agarrándose de la pared del callejón, porque tiene problemas de circulación sanguínea y sus piernas hacen gran esfuerzo para mantenerla de pie. Ella teme que su esposo, a punto de quedar ciego, termine resbalándose y ni el bastón le permitirá recuperar el equilibrio.


«La lluvia pone esta rampa más resbaladiza y es preocupante porque es el único acceso para todos, más fuerte para adultos mayores», dice Rosanna Colmenárez, conociendo que una señora recientemente perdió estabilidad de las rodillas y cayó directo al piso, afortunadamente pudo apoyarse de la pared para no seguir rodando hacia abajo.
La posibilidad de que se use para el tránsito fluido de motorizados es cuestionada por la mayoría de estas familias. Por otra parte, destacan las fallas en luminarias que obligan a algunas familias a colocar un bombillo o lámpara al frente de sus casas para evitar la penumbra que sería aprovechada para hechos delictivos.
Aplauden la inversión del Estado en obras para la comunidad y sin interés de generar polémica, sólo desean que se respete el proyecto de reconstrucción de aceras y escaleras para vivir con más tranquilidad, con seguridad para subir o bajar cada escalón, como estaban acostumbrados.