Luis E. Marchán | LA PRENSA de Lara.- En el comedor San Juan, servicio comunitario de la catedral de Carora, municipio Torres, las personas de la tercera edad, niños de la calle y aquellos que no tienen un plato de comida en el día, empiezan a hacer las colas a partir de la 09:00 a.m, para satisfacer su estómago de manera gratuita.
Hace 18 años se fundó este comedor durante la administración de la Diócesis de monseñor Eduardo Herrera Riera. En sus inicios recibía 10 personas diarias y al correr los años la lista fue creciendo demostrando que en la capital torrense la situación de hambruna también es visible, cuando 70 personas, de las 60 en el listado, son atendidas diariamente para paliar, al menos con el almuerzo para su sobrevivencia.
Para abastecer este comedor el presbítero Heraclio Mosquera, párroco de la iglesia San Juan debe perder, cada dos semanas, un día de trabajo para ir de compras o recoger dádivas para poner en marcha esta actividad pastoral. Semanalmente personas caritativas donan 7 kilos de pastas; un pollo; 4 kilos de arroz; 11 kilos de papas, 3 kilos de granos; 5 paquetes de harina y las cocineras deben estirar estas donaciones para que ningún viejito o niñito queden sin almuerzo.
Con los recursos limitados, pero con ganas de ayudar al prójimo, las cocineras elaboran su menú diario tratando de que sea equilibrado, sin faltar el platico de caraotas, quinchoncho, lentejas o arvejas. Cuando hay donación de fororo, refuerzan con una tacita.
Los beneficiarios agradecen este plato de comida porque los bonos del gobierno no les alcanzan y la mayoría prácticamente no tiene quién le ayude a tener las tres papas diarias.
La comunidad eclesiástica solicita a toda la feligresía caroreña a participar, desde su corazón, al mantenimiento de esta loable labor, por cuanto hay empresas que minimizaron sus dádivas por la misma situación económica. También piden apoyo gubernamental regional.