Rafael Piña | LA PRENSA de Lara – Café, tostón, tortas, cigarrilos, arepas, jugos naturales, catalinas y hasta tetas para calmar el calor son los salva patrias de decenas de larenses que aprovechan las colas por la gasolina para vender cualquier producto y ganarse un platica extra.
Nelson Mujica adaptó su bicicleta para montar una cesta donde coloca dos termos con jugos naturales que vende a 60 mil bolívares el vaso. En sus dos ruedas recorre la avenida El Cementerio y ofrece la bebida de diferentes sabores cítricos a los conductores que están en la cola de la estación de servicio El Chalet.
Mujica comentó que comienza a vender sus jugos a las 7:00 am y antes de mediodía ya ha vendido todo. Señala que con el dinero que gana diario puede llevar el sustento a su hogar debido a que él vendía jugos en escuelas de San Francisco y Santa Isabel, pero al estar cerrados por la cuarentena ha tenido que buscar nuevos puntos. «Vendo mis jugos en la bomba el Chalet y de allí me regreso pedaleando hasta Lomas de León donde vivo», dijo.
Pero las filas por gasolina también son aprovechadas por quienes esperan su turno para surtir. Isbelia Peroza cuenta que comenzó a hacer la cola en la carrera 15 con calle 60 para llenar de combustible en la estación de servicio Miranda, mientras esperaba su turno abrió el maletero de su carro y guindó un letrero donde ofrecía marquesas a un dólar con los sabores de chocolate, fresa y oreo. «Tengo que trabajar, vivo de esto y también necesito echar gasolina«, dijo Peroza, quien reveló que cada vez que hace cola lleva sus tortas para venderlas a choferes y acompañantes.
En un recorrido por diferentes estaciones de servicio de la ciudad el equipo reporteril del diario LA PRENSA constató que los vendedores de chicha, helados y bambinos hacían su agosto vendiendo sus productos a lo largo de las colas de gasolina. Sin embargo, en las distintas bombas lo que más se vende es el café cuyo precio gira entre 40 y 50 mil bolívares el vasito. Los choferes lo piden para soportar las largas horas que pasan en esperan. Además aseguran que combinado con una catalina o pan piñita calman el hambre por unas horas hasta que llegan a la casa.
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