William Croes | LA PRENSA.- A 15 días de haber iniciado la Misión Abastecimiento Soberano en las instalaciones de Mercabar el resultado no ha sido el esperado para comerciantes y clientes. La escasez de productos básicos y de frutas y verduras se ha agudizado a niveles que han representado una merma para todos los actores.
Desde que los militares entraron al mayorista por tiempo “indefinido” el sector La Playa, que es el mercado al aire libre, presenta un descenso del 60% del abastecimiento de hortalizas y verduras. Son muy pocos los camiones que descargan la mercancía en el centro de distribución que abastece a 145 municipios a nivel nacional.
“La guardia se ha puesto estricta, cómo le van a pedir una guía de movilización de verduras a un productor primario”, expresa Santiago Pérez, un comerciante del mercado que está preocupado porque el mayorista ha mostrado su peor cara desde que ingresaron los militares al lugar.
Comerciantes denuncian que supuestamente los militares cazan a los camiones que no tienen guía de movilización de las hortalizas y verduras. Los agarran y los sacan del mayorista y los llevan hacia las comunidades para vender la mercancía a precio regalado para los Comités Locales de Abastecimiento y Producción.
El decomiso de cargamento de un camión no baja de los 5 millones de bolívares. Es un capital que cuesta mucho para que los intermediarios los puedan recuperar, por eso prefieren no echarse esa arriesgada de ir a un mercado que está militarizado y reina el autoritarismo.
Alfredo Ramos, alcalde de Iribarren, se refirió ayer a la situación del mercado mayorista. “Todo lo que toca el Gobierno lo acaba, basta con ir al sector La Playa para ver cómo ha caído uno de los mercados más importantes de frutas y verduras”.
Los ingresos al mayorista han bajado en un 40% por concepto de ingresos al sector La Playa y pernocta en el lugar. Con la militarización se pensó que iba a incrementarse la seguridad en zonas señaladas peligrosas, pero ahora los conductores prefieren descargar e irse de la manera más rápida para así evitar ser pechados por cuerpos de seguridad que, supuestamente, incurren en prácticas poco éticas como el matraqueo de dinero a los choferes que no tienen cierta documentación o de productos como verduras.