Osman Rojas D. | LA PRENSA de Lara – La guerra por llenar el tanque de gasolina afecta no sólo a los ciudadanos de a pie sino también a los funcionarios de diversos cuerpos de seguridad. Según pudo confirmar LA PRENSA en las estaciones de servicio se vio la imagen de funcionarios enfrentándose entre sí. Todos argumentaban que debían tener prioridad por pertenecer a un cuerpo de seguridad.
Aunque todas las bombas estaban militarizadas los conatos no faltaban. En las bombas los Guardias Nacionales argumentaban a los funcionarios de Polilara que ellos eran un órgano nacional y que debían de tener prioridad. Cicpc y FAES utilizaban el mismo argumento mientras que los funcionarios de la PNB trataban de monopolizar las estaciones de servicio. En esa dinámica estuvieron las pocas estaciones abiertas.
«Mientras ellos se ponen de acuerdo la gente afuera se queda esperando», esa era una de las quejas constantes de las personas. Tanto médicos como periodistas, sectores que en teoría contaban con la etiqueta de sector preferencial, se quedaban esperando a que los uniformados se pusieran de acuerdo. «Tienen que dar el ejemplo, pero lejos de eso complican mucho más las cosas», era otro de los comentarios frecuentes.