Flota de transporte público comenzó a disminuir hace nueve años en Lara
El parque automotor en los municipios Iribarren y Palavecino del estado Lara ha sufrido una baja del 68% de las unidades, en comparación con nueve años atrás. La escasez de repuestos, dinero en efectivo y combustible, aunado a la migración, la pandemia y la baja tarifa del pasaje establecida por parte del Ejecutivo municipal han sido algunos de los principales factores que han vuelto inestable la prestación del servicio de transporte.
Los recorridos por la ciudad y las comunidades ya no son los mismos, las distancias han mermado, pues han tenido que ser adaptadas a lugares donde la afluencia de pasajeros es mayor, para de esta forma garantizar un ingreso que les permita seguir manteniéndose a flote. Brian Reyes, secretario de Reclamo del Sindicato Bolivariano del Transporte en Lara, detalló que para el año 2016 entre los dos municipios había una flota de por lo menos 12 mil unidades, de las cuales en la actualidad sólo se encuentran registradas tres mil 800, lo que representa una caída del 68% de vehículos.
Las líneas han tenido fallas, como el caso de la sociedad Civil Ruta 15, que para 2016 contaba con una matrícula de 176 unidades para prestar servicio en cinco recorridos. Según recuerda Rossel Pérez, su presidente, luego de la pandemia llegaron a tener sólo 15 unidades. «Claro, la desincorporación de los carros comenzó mucho antes, por las fallas de insumos, el poco efectivo, la migración y con la pandemia fue peor. Ahora ya hemos logrado agrupar 100 unidades que sólo cumplen tres recorridos al día».
Juan Oropeza, directivo de la Ruta 11 en Palavecino, explica que otro de los factores es que les ha mermado la cantidad de pasajeros, lo que representa su ingreso son los carritos de cinco puestos que trabajan de forma ilegal. «Cuando en la vía tú encuentras cuatro carritos pequeños, allí van los pasajeros del autobús y eso nos afecta el ingreso. Cubrimos las rutas hacia La Mora, La Campiña y Tarabana con 40 autobuses».
A pesar de las situaciones que al sector del transporte público le ha tocado enfrentar, aún hay dueños de carros que siguen prestando servicios. «Fue en el año 2024 cuando empezaron a incorporarse más transportistas a las líneas; sin embargo, las tarifas con las que trabajamos no nos ayudan, y mucho menos cuando trasladamos a las personas de la tercera edad gratis y a los estudiantes a mitad del costo, pues el gobierno no retribuye este servicio,» afirma Geovanny Peroza, secretario del Sindicato Automotor del estado Lara.
«Ya para nosotros no hay lo que se llamaban los créditos blandos para poder adquirir nuevas unidades de transporte público. Tampoco contamos con préstamos para mejorar la flota que tenemos. El subsidio del combustible es de 50 litros cada tres o cuatro días, cuando a diario se necesitan 120 litros. Esto, más un pasaje urbano a Bs. 20 hace que mejorar el servicio sea más cuesta arriba», dijo Peroza.
En tal sentido, los representantes del transporte público hacen un llamado a las autoridades correspondientes para que tomen en cuenta sus necesidades en pro de la colectividad que requiere del servicio y de ellos que están dispuestos a prestarlo con unidades en mejores condiciones.
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