Guiomar López | LA PRENSA DE LARA.- «María mi corazón es tuyo», fue el mensaje central del recordatorio de Nuestra Señora de Fátima, cuya misa en la iglesia Santa Cruz culminó con la procesión de las antorchas para pedir por la paz entre los jóvenes. Un rosario que invitó a consagrarse a María y pedir la protección del Señor.
La gran protagonista fue la imagen vestida de blanco y dispuesta en un arco de flores, mientras los pétalos rojos le servían de base. El padre Edgar Meneses, párroco de esta iglesia, empezó desde la historia y su aparición a tres niños en Portugal, explicando que Dios se manifiesta en los pequeños porque tienen el corazón limpio.
Pidió rezar por la paz, como la salvación del mundo. «Hoy estamos sufriendo por la guerra y debemos seguir suplicando por el don de la paz, más allá de las reuniones y convenios de países», expresó y llamó así como María escuchó la palabra de Dios.
Explicó que consagrarse a María es pertenecer a ella. Pidió que los niños y jóvenes se pusieran de píe para rezar el Credo. Todos cerraron los ojos y entendían la importancia de transformarse en luz, esa que define la paz. El padre les invitaba a acercarse al nicho de la sagrada imagen y allí les lanzó agua bendita, hasta que gritó «¡Viva la virgen de Fátima!» y en ese momento la alzan disponiéndose a sacarla del templo.
Fue el momento en que la feligresía encendió sus velas y a paso lento empezaban a avanzar. Las antorchas simbolizaban cada gesto del rosario, como ofrenda a la madre de Dios. La primera oración fue el «Ave María», mientras las religiosas llevaban lámparas para iluminar ese recorrido que partió hacia la avenida Libertador y al llegar a la calle 29, cruzaron hacia las principales calles de San José. Los vecinos del Barrio La Cruz también aguardaban por la virgen de Fátima y así finalizar la procesión con el regreso a la iglesia Santa Cruz.