Leonellas Díaz | LA PRENSA.- “En cuatro días de paro de transporte, gasté 12 mil bolívares en pasajes. Cada rapidito cobraba 500 bolos en carreras cortas. Me pongo en el lugar de los transportistas, porque a ellos también se les daña el carro, no tienen cauchos, ni los insumos que se requieren para arreglar sus unidades, pero tampoco es bueno que los piratas abusen”, es la opinión y cuenta que sacó Magali Pérez sobre el gasto que realizó durante estos días para a su trabajo y retornar a su casa.
Más de un usuario pasó roncha durante los cuatro días de paralización de actividades porque los transportistas exigieron que el Gobierno nacional les pague el subsidio estudiantil. El golpe para cada pasajero equivalió a más de un día de salario mínimo que son 2 mil 700 bolos.
“Los rapiditos están exagerando con los precios. Están cobrando hasta 2 mil bolos una carrera, me parece una grosería y los que salen a otras ciudades cobran hasta 15 mil bolos en carrito por puesto”, soltó con gran molestia Samantha González.
A diferencia de los tres días anteriores, la jornada de ayer tuvo una particularidad: Funcionarios de la Policía Nacional Bolivariana custodiaron los alrededores del terminal de pasajeros, con el propósito de que los transportistas no trancaran el paso ni alteraran el orden público.
A las 11:00 am la situación se tornó tensa, debido a que uno de los funcionarios advirtió con un objeto a un chofer, durante ese momento, los choferes se alteraron, y comenzaron a discutir.
“No le vamos a callar la boca al gobierno, si van a tomar represalias, esto se va a poner peor. El gobierno nos ha quedado mal, dicen que estamos guarimbeando, aquí sólo hay una protesta pacífica”, explotó el vicepresidente de la comisión permanente del terminal de pasajeros Carlos Méndez.
Dijo además, que la policía fue testigo de la acción que ellos estaban tomando referente a los “piratas” que no querían unirse al paro, quienes fueron enviados al “corralón”.
Una buseta salió repleta de choferes y colectores, dio vueltas a los alrededores del terminal, al encontrarse a un pirata, inmediatamente lo obligaban a bajar los pasajeros y lo perseguían hasta llevarlos justo frente a la bomba ubicada en la calle 42, donde los protestantes abrían el paso para que la unidad reposara en el lugar.
Este mismo escenario, se vivió en la carrera 29 con avenida Libertador, donde transportistas de las líneas 9 y 2, cerraron la vía para evitar que los piratas trabajaran.
Directivos, choferes y colectores detallaron que lograron doblegar la resistencia de más de veinte líneas piratas, quienes acataron el paro a la fuerza porque la lucha es de todos.