Guiomar López | LA PRENSA.- Las cifras demuestran que la escalada de violencia contra periodistas, comunicadores y trabajadores de la prensa, literalmente sube como la espuma. Una preocupación que recalca Mariengracia Chirinos, por los 20 casos registrados por el Instituto de Prensa y Sociedad de Venezuela (IPYS) durante el jueves de paro cívico nacional.
Explica que esta veintena de víctimas, marca un precedente durante estos 3 meses de protestas, ya que los días más violentos solo tenían un promedio de 15 a 17 agredidos, correspondiendo al 19 de abril y 25 de mayo. “El más grave fue el caso de Héctor Caldera, quien cubría los hechos frente a VTV y fue detenido. Denunció que lo golpearon brutalmente”, citó, sin olvidar las víctimas de Sucre, Apure y el robo del equipo a los compañeros de La Prensa en adyacencias de El Obelisco.
Un contexto que alarma, cuando advierte que desde el 28 de marzo al 22 de junio registran más de 200 casos. Cifra que equivale al año 2012 y se acerca a las 331 víctimas suscitadas en 2016. “Si ha escalado la violencia”, resalta sin olvidar la censura con las imposiciones que pretende Conatel a determinadas emisoras. Lamenta las 42 estaciones cerradas en lo que va de año, más siendo locales y como fuente inmediata de información a comunidades.
El golpe certero también lo sintieron las televisoras digitales Vivo Play, Venezolanos por la información y Capitolio TV, ésta última que sobrevive por el canal de Youtube. Los análisis llevan a pensar que la principal causa ha sido el discurso violento contra el ejercicio del periodismo, sin ser parte del conflicto sino de atender a la sociedad con el registro de los hechos. La agresión, por lo general, viene de los funcionarios de seguridad, grupos armados y hasta amenazas de algunos protestantes, impidiendo ser grabados para que no reconozcan su identidad. Los periodistas quedan cercados en el escenario de protesta.
Como referenciaTodo este panorama lo define Tinedo Guía, presidente del Colegio de Periodista (CNP), como una referencia para las cátedras de estudios de las nuevas generaciones de comunicadores. Resaltando la hidalguía y coraje en estos momentos, para no permitir los abusos. Seguir siendo los guardianes de la sociedad, críticos y sin doblegarse. Un coraje que tiene como únicas armas, la pluma y el pensamiento independiente.
“La prensa es vista como un objetivo, un enemigo. Pretenden culpar al periodista de alarmar, mientras su oficio casi termina en un suicidio, frente a los riesgos diarios”, lamenta Guía por los más de 600 agresiones, aún contando con la aprobación de protección llevada al Ministerio Público, pero que no se concretó “frente al desespero de comandantes, cuyos hombres pecan en el delito penal”.
Tales circunstancias lo llevan a recomendar el trabajo en equipo, olvidándose de la rivalidad entre compañeros y desbocarse por la primicia. Toca cuidarse en grupos y aislados, prevenidos para grabar cualquier represión o detensión arbitraria.