Ana Uzcátegui | LA PRENSA DE LARA.- Tres componentes mortíferos para cualquier economía han hecho mella en la sostenibilidad de comercios e industrias de los municipios Palavecino, Torres y Jiménez: La escasez de gasolina, la radicalización de la cuarentena bajo el esquema 7+7 y la crisis económica que ha disparado la hiperinflación y acabado con el consumo, está provocando el cierre de empresas y disparando la informalidad.
Las santamarías con candados en empresas de construcción, ferreterías, talleres mecánico y ventas de repuestos en Palavecino dan cuenta de esa realidad,a pesar que esta semana han sido autorizados 24 sectores de la economía para laborar. Samuel Medina, presidente de la Cámara de Comercio en esa jurisdicción, informó que el 25% de los comercios formales han cerrado en los últimos cinco meses, eso representa cerca de 375 establecimientos, y son los sectores nombrados anteriormente los más afectados.
«Estamos muy golpeados y todos los negocios se han descapitalizado por la caída del consumo. Hoy en promedio se factura 60% menos de lo que se vendía en marzo antes que el COVID 19 llegara al país», expresó. Asegura que lo más grave es que muchos de esos establecimientos son atendidos por pocos empleados o por sus dueños, porque es cada vez más difícil mantener grandes nóminas y muchos están sin capacidad de reponer inventario.
«La informalidad se está disparando en Palavecino porque es que es el quinto municipio del país donde los impuestos municipales son más caros en comparación a otras ciudades», y comentó que a pesar de eso la Alcaldía no garantiza servicios básicos como la recolección del aseo urbano.
El segundo municipio más poblado de Lara, después de Iribarren, y que genera mayor desarrollo económico es Torres, pero según Fernando Alejos, presidente de la Cámara de Industria y Comercio de Carora, se ha desatado una dantesca crisis luego de que las restricciones de movilidad aumentaran por el número de casos COVID 19 que registra la zona. Con pesar indica que las aceras de Carora hoy están llenas de tarantines porque predomina la buhonería.
«El sector agrícola está a punto de desaparecer. Sin combustible los productores perdieron su cosecha o están condenados a sembrar como en el siglo pasado, arriando burros. Aquí la pandemia es el combustible porque no se explica que las colas en las estaciones de servicio se mantengan, al igual que en bancos y en puestos informales de alimentos, y los comerciantes que generan empleo para la población los obliguen a cerrar por tanto tiempo», soltó. Asegura que el 80% de las empresas de la capital torrense están en riesgo de cerrar a la vuelta de cuatro meses si las condiciones económicas no mejoran.
Precisó que la crisis por combustible es tan caótica, que los conductores tardan 31 días en cola para llenar sus tanques con tan sólo 30 litros de combustible que es lo que les permiten.
Amílkar Marcano, presidente de la Cámara de Comercio e Industria de Quíbor denunció que durante la semana de flexibilización, es cuando más escasez de gasolina se registra en las bombas de Jiménez. «Se ha cerrado cerca del 40% del sector comercio afectando a carnicerías, venta de ropa, calzado y licorerías a quienes no se les ha permitido abrir, pero siguen pagando impuestos», expresó. En esta zona agrícola el servicio de combustible lo reciben una vez al mes, según alega.
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