Para la ginecobstetra Vanessa González, se debe cumplir la regularidad del control cada cuatro semanas
Guiomar López | LA PRENSA DE LARA.- El vacío en la mayoría de los ambulatorios de la red primaria asistencial pública que carece de ginecobstetra, condiciona el control prenatal a centros privados y la irregularidad de los mismos, porque las embarazadas de escasos recursos económicos no cuentan con alrededor de $100, que implica consulta, ecografía y exámenes de laboratorio. Especialistas recalcan que es una vigilancia complementada con vitaminas, hierro y otros suplementos, confirmando que los centros asistenciales como el central Antonio María Pineda atienden solo casos de alto riesgo y las pacientes deben hacer un esfuerzo mayor para pasar a consulta privada o prescindir del control.
Carlos Cabrera, ginecobstetra y especialista materno fetal, señala que son especialistas que estaban en los centros rurales, esas llamadas medicaturas, y que permitían la valoración sin forzar a la paciente a buscar atención en los pueblos. «Toda la red primaria debería contar con este servicio, para evitar las citas tardías en los pocos centros que puedan disponer y así seguir teniendo la capacidad de atención de alto riesgo en los hospitales», recalca y lamenta que se trata de un problema de raíz por la baja inversión en salud, baja remuneración y la escalada con la diáspora de especialistas que se inició desde 2014.
Destaca lo ideal que pueda ser accesible a las consultas preconcepcionales, en esas mujeres con embarazos planificados y así determinar los antecedentes con amenazas de generar complicaciones. «El control va más allá de la ecografía, porque se analiza a partir del peso, los valores de tensión arterial, frecuencia cardíaca fetal, entre otros detalles», recuerda así como escuchar a la paciente desde los antojos y cómo se ha sentido. Es educar en torno a lo importante del control prenatal, cumpliéndolo desde el descubrimiento de la gestación, mensual o a menos semanas al tratarse de alto riesgo, donde la comorbilidad, adolescentes menores de 17 años y aquellas mayores de 35 años pueden encabezar la lista para mayor seguimiento.
Definen esos casos de alto riesgo A, partiendo de cesáreas anteriores, alergias y esos de grado B, son más comunes por cardiopatías, deficiencia pulmonar y otros de mayor gravedad. De allí, que teniendo al especialista de cabecera se pueden corregir los valores de hipertensión arterial y diabetes como las de mayor incidencia.
Según fuentes internas del hospital central Antonio María Pineda, se conoció que efectivamente atienden los casos de alto riesgo con cuatro consultas a la semana y con un promedio de atención de entre 50 a 60 pacientes. Destinan los lunes para casos por infección y peligro de romper la membrana; los martes generalmente a malformaciones, embarazadas con VIH o positivas en hepatitis; los jueves a trastornos metabólicos como hipotiroidismo y viernes para gestación con problemas de tensión arterial, lupus, entre otros.
En la red primaria, los ambulatorios con especialista fijo son Tamaca, Dr. Ramón Gualdrón y Rafael Vicente Andrade de Barrio Unión, con la posibilidad de que la espera de una cita se aproxime a los dos meses.
Para la ginecobstetra Vanessa González, se debe cumplir la regularidad del control cada cuatro semanas y cuando el embarazo arriba a las 34 semanas, deben ser cada 15 días para minimizar el peligro materno fetal. Se debe cumplir con las vitaminas y demás suplementos, ácido fólico, hierro.
Precisa que las consultas en privados oscilan entre $25 a $60 que junto a ecografía y exámenes de laboratorios pueden llegar a superar los $100. Un monto que no es accesible para las embarazadas de escasos recursos y que pueden llegar a prescindir de la regularidad del control prenatal por falta de presupuesto.