Osman Rojas | LA PRENSA de Lara.- Al queso blanco le echan lo que sea para que gane peso. Desde cal o pego, pasando por harina de yuca hasta piedras son puestos en la preparación del «blanquito», situación que pone en alerta a vendedores y consumidores en la región.
Cirilo Cordero, comerciante y exdistribuidor de quesos en el estado, asegura que en estos momentos hay personas haciendo queso casero sin respetar los protocolos de elaboración. «Todo el que hace queso sabe que es necesario usar ocho litros de leche por kilo. A eso hay que agregarle cuajo (para compactar el queso) y sal. Hay muchos que no siguen estos pasos y le echan harina de yuca, cal, pego, cemento o piedras pequeñas para que la mezcla gane peso y eso pone en peligro la vida del consumidor», sostiene.
Cordero, nacido y criado en la parroquia Moroturo (zona quesera), pide a las autoridades que tomen cartas en el asunto para evitar que estas cosas sigan pasando, pues asegura que hay personas sin escrúpulos que por vender son capaces de enfermar a los consumidores.& ;
«No podemos seguir permitiendo esto. Hay personas que son honradas y respetan el proceso de elaboración, pero otras no. Ni siquiera el prensado del queso (fase de moldeado que debe tardar unas 24 horas) se está respetando, el queso adulterado no aguanta un prensado de más de cuatro horas«, dice Cordero.
La realidad denunciada por este exproductor de queso es confirmada por Julio Anzola, director de Lácteos Don Manuel, quien hace un llamado a las personas que están haciendo esto a que dejen de elaborar queso adulterado.& ;
«Sabemos que la situación está difícil y que hay personas que no pueden mantener la producción, pero esta no es la manera. Nosotros como tal no tenemos denuncias formales sobre esto, pero hemos escuchado los comentarios y es algo que preocupa», dice Anzola que invita a denunciar la venta de estos productos.
Tan traumada está la gente en las calles con la venta de quesos adulterado, que muchas personas antes de comprar el «blanquito» preguntan a los vendedores la procedencia del producto. «Le damos muestra a la gente y lo picamos delante de ella para que vea que todo es legal», decía Manuel Parra, vendedor de queso en el centro.