José Najul | LA PRENSA.– “Tenía semanas sin comprar, y cuando llegó, aumentó más de 300 bolívares. No es raro en este país, pero pensé que era una de las pocas cosas que se podían mantener estables durante algún tiempo”, señala Alba Meléndez, refiriéndose al par de plátanos que llevaba en las manos, y que forman parte de su ingesta cotidiana.
Como la señora Meléndez, muchos otros compradores ven con molestia el incremento del plátano, que ha pasado de mantenerse a unos 500 o 600 bolívares, hasta llegar casi a los 900, en varios locales de la ciudad.
El incremento, aunque no ha impactado como en otros rubros, sí molesta a quienes han hecho del plátano un ingrediente de su dieta, que viene a suplir otro tipo de rubros inalcanzables por la crisis económica que atraviesa la nación venezolana.
Según algunos vendedores, el costo de los distribuidores aumentó de manera repentina. Desde hace varias semanas lo venían advirtiendo, y finalmente se concretó, hace unos pocos días.
Lorenzo Silva, vendedor, comenta: “al parecer la cosecha estuvo muy mala, y como habían pocos plátanos aprovecharon para subir. Así son las cosas, a uno le llegan con un precio, tiene que pagarlo, y para mantener las ganancias terminas por aumentarlo”. Silva indica que, según los distribuidores, en estados como Barinas y Mérida, que es de donde provienen las cosechas que él expende, las lluvias hicieron estragos con las siembras.
“El agua y el viento tumbaron muchos racimos que aún no habían madurado lo suficiente como para venderlos y eso hizo que muchos perdieran parte de la cosecha. Por eso aumentó”, asevera.