Osman Rojas | LA PRENSA.- Si no roban a la institución atacan a los empleados y una muestra de ello es que en lo que va de 2017 se han registrado seis robos en hospitales e instituciones de salud en el estado Lara que se han convertido en un blanco fácil para la delincuencia. El Pediátrico, Psiquiátrico del Pampero y Central Antonio María Pineda son los más afectados.
“Vivimos en tierra de ladrones. Lamentablemente no podemos hacer nada contra la delincuencia. Se dobla la cantidad de efectivos policiales en el hospital, se refuerza con enrejados los compresores de aire acondicionado y los robos se siguen dando. En los últimos años la difícil situación económica ha llevado a los venezolanos a buscar entradas de dinero adicional, en medio de ese desespero los hospitales han sufrido”,
Es lo que expresó el director sectorial de salud en el estado Lara, Ruy Medina, cuando hizo referencia a que el poco patrullaje policial que hay en Barquisimeto después de las 6:00 de la tarde y la situación del país son factores determinantes para que los robos en los hospitales se hayan disparado en los últimos seis meses.
El tres de enero la Dirección Regional de Salud amaneció sin un compresor de aire acondicionado, aparentemente los delincuentes se metieron en la noche y se llevaron el equipo. Los vigilantes no escucharon nada, pero aunque hubiesen visto a los ladrones poco podrían hacer, pues no cuentan con ningún tipo de armas de fuego para resguardar el edificio.“Uno se encomienda a Dios”, fue lo que expresó uno de los vigilantes que resguarda la Dirección Regional cuando les toca hacerle frente al hampa.
En los días siguiente el hampa siguió haciendo de las suyas pues una enfermera fue robada en la entrada del Luis Gómez López; después en el Antonio María Pineda se llevaron el cobre de un cableado que estaba por la farmacia; el 14 de enero al Hospital Psiquiátrico lo dejaron sin comida y recientemente la consulta externa del Hospital Pediátrico se quedó sin compresor de aire acondicionado porque se lo extrajeron ese fue el balance arrojado los primeros 15 días de enero.
El génesis del problema es la poca presencia de efectivos policiales. Actualmente el Antonio María Pineda cuenta con 30 policías, cantidad insuficiente para cubrir todo el hospital. Marcial Daza, director de la institución, asegura que son necesarios unos 150 uniformados para que no queden flancos abiertos.
“El Antonio María Pineda es muy grande, todos los días recibimos en promedio a unas 3 mil 600 personas entre visitantes y consulta externa. Con 30 policías no se hace nada”, dijo Daza.
La poca presencia de uniformados queda de manifiesto con tan solo hacer un recorrido. Hace un par de años en el Hospital Central y el Hospital Pediátrico fueron construidas cuatro garitas que servirían para reforzar la seguridad en las instituciones; sin embargo, familiares y personal médico denuncia que las estaciones policiales se la pasan vacías.
“Ahí deberían estar los policías, pero nunca hay nadie. Uno pasa a cualquier hora y eso está sin gente. Nosotros debemos cuidarnos solos porque los policías están es hablando entre ellos o comiendo, pero no patrullan”, dijo Mariela Castellanos, quien desde hace dos semanas tiene a su hija hospitalizada en el pediátrico.