Lorena Rojas | LA PRENSA DE LARA.- Las constantes fallas en los servicios públicos, la crisis en el sistema de salud y las precarias condiciones en las que se mantienen trabajando los trabajadores de la administración pública ha obligado a larenses a salir a las calles a exigir a entes gubernamentales soluciones a sus problemas, una molestia que se ve reflejada con las 222 protestas que se registraron durante el año 2021 en la entidad.
De estas 222 manifestaciones que se presentaron en las calles, según los registros que lleva LA PRENSA, 63 fueron por agua potable, habitantes de diferentes comunidades cansados de estar a secas, de buscar agua en tomas lejanas bajo el inclemente sol y de rendir hasta la última gota salieron con tobos, pipas y pancartas, calificando que la situación que han vivido es agobiante, pues en su mayoría no cuentan con el dinero suficiente para comprar agua a cisterneros, quienes venden los tanques entre 5 y 10 dólares.
En un segundo lugar se posicionan las protestas por parte del sector salud, al contabilizarse 38, donde el gremio médico y pacientes salieron en defensa de su salud y de sus derechos, como es el caso de los pacientes renales, quienes en repetidas oportunidades desde las diferentes unidades de diálisis tuvieron que trancar las calles para que les pudiesen enviar el agua potable para poder ingresar a sus turnos de diálisis, las cuales cada vez son más reducidas. Además, se suman las enfermeras que se veían entre la espada y la pared para atender a pacientes por no tener insumos ni implementos de bioseguridad.
Y es que, según el Observatorio Venezolano de Conflictividad Social, en el año 2021 no se registró una mejoría en los reclamos que ya se realizaban en el 2020, detallan que para este año se repitió el mismo patrón de carencias entre los venezolanos.
«La conflictividad 2021 en Venezuela siguió repitiendo los mismos problemas que años anteriores: crisis en el sistema de salud, colapso de servicios básicos, inflación en el costo de alimentos y bajos salarios», detalla.
Tal como reseña el organismo, la inflación y los bajos salarios obligó a los trabajadores de la administración pública a salir a exigir sus derechos, debido a que con un salario de Bs.D. 7, el cual es equivalente a 1.52 dólares, no pueden cubrir sus gastos básicos. Explican que comprar un kilo de carne es imposible ante el exuberante precio de Bs.D. 25. Lo que los obliga a limitar su alimentación a granos y carbohidratos.
De las manifestaciones por empleados públicos, se registraron 32, seguidas de comunidades pidiendo por transformadores con 22, y 15 protestas de estudiantes pidiendo el poder continuar con sus estudios en mejores condiciones.
La escasez de gasolina, también fue motivo de cierre de vías de conductores desesperados que pasaban horas en cola para poder surtir.
Las reinventan
Debido a la criminalización y represión por parte del Gobierno, ha obligado a los venezolanos a reinventar una nueva forma de protesta que no ponga en peligro la vida, pues los equipos antimotín han salido a reprimir a los manifestantes, por lo que varias manifestaciones se hicieron por redes sociales a través de tuitazos o manifestaciones silentes, donde en las comunidades pegaban carteles a los portones de sus casas.