Osman Rojas D. | LA PRENSA DE LARA.- La noticia fue desgarradora. Luego de tener a un niño de 2 años y nueve meses hospitalizado en el Agustín Zubillaga de Barquisimeto el pasado sábado 03 de octubre a la familia Herrera les notificaron que el infante había muerto. En un principio se manejó el tema del paro respiratorio; sin embargo, en la morgue les dijeron que el niño había muerto por coronavirus y que debían esperar un permiso para poder retirar el cuerpo.
Allí empezó el calvario de esta familia. Los padres no se explicaban las trabas que había dentro de la institución pues a ellos nunca les notificaron que al pequeño le hicieron pruebas para descartar la COVID-19. «Nunca nos dijeron nada de eso. Llegamos al hospital por una neumonía crónica y ahora nos salen con esto«, decía con los ojos aguados la señora Cibel Herrera, tía del pequeño.
De acuerdo al relato de Herrera en estos momentos el niño se encuentra en estado de descomposición pues, al día de hoy, ya son cinco las jornadas que el cuerpo del infante tiene en la morgue. «Es algo que nos da mucho dolor. Las autoridades no nos dejan enterrar al niño. Ni siquiera nos permiten tener las dos horas de velorio. Sabemos que eso no es mucho pero nosotros queríamos estar con el niño», sostiene.
Lo que más molesta a la familia es la improvisación que hay con el tema del coronavirus dentro de la institución. Herrera comenta que, de ser cierto el positivo de su sobrino, el asunto fue manejado de forma irregular pues las enfermeras que estaban con él no fueron aisladas y a la familia tampoco le hicieron pruebas.
«Tenemos todos los exámenes que le hicieron al niño y en ninguna parte hay prueba de coronavirus. Queremos que se haga justicia y se investigue qué es lo que está pasando con esta situación», señala.
Mala atención
Otra de las cosas que denuncia la familia Herrera es la mala atención que recibió el niño dentro de la institución. De acuerdo a lo denunciado por los familiares dentro del centro médico no hay nada. Hasta un tubo para intubar al infante fue comprado por ellos pues dentro del Agustín Zubillaga la escasez es muy marcada.
«Nos parece que lo que está pasando es muy injusto. Se supone que este es un hospital centinela y se supone que debería tener de todo pero la verdad es que los familiares debemos de comprar la gran mayoría de insumos», dice la familia.
La denuncia hecha por Herrera es replicada por cientos de padres que tienen a sus hijos hospitalizados en el recinto médico pues, de acuerdo a lo señalado por los representantes, hasta las inyectadoras son compradas por ellos.