Ana León | LA PRENSA.- Las cabezas de ganado en Lara van palo abajo y no es precisamente por demanda o consumo. Según la directiva de la Asociación de Ganaderos en la región quedan muy pocas fincas y sus propietarios viven en una constante lucha para mantener la producción ante el panorama de crisis, escasez y clima rudo que se les ha presentado en este 2016.
“Las pocas fincas ganaderas que quedan no tienen los recursos o los insumos suficientes para mantener a las reses. Les hace falta vacunas, fertilizantes, alimento de engorde y semillas para el pasto, además de que las condiciones climáticas no ayudan del todo a la producción”, es el breve resumen que hace Ember Meléndez, presidente de la Asociación de Ganaderos, para argumentar las razones por el cual en Lara, actualmente, no hay suficiente producción de carne lo que trae como consecuencia pérdidas para los vendedores.
Meléndez asegura que una de las consecuencias que en este momento pasa factura son las expropiaciones ejecutadas en los últimos 10 años, pues eso ha generado que existan menos productores en el campo.
“Si no hay producción en los campos, no hay consumo de carne. Antes en Venezuela producíamos 85% de la carne que consumía el ciudadano, ahorita a duras penas llegamos al 35%”, detalló al tiempo que añadió que mientras el gobierno no cambie sus políticas económicas “en todas las empresas del país habrá escasez, no sólo en el sector ganadero”.
Carlos Albornoz, presidente de la Federación Nacional de Ganaderos (Fedenaga), en una entrevista concedida a Unión Radio, coincide con Meléndez, pues aseguró que para finales de año no habrá tanto consumo de carne en el país, porque el crecimiento de las reses se verá estancado.
“No existen semillas para sembrar pasto para el ganado, trayendo como consecuencia que estos no se encontrarán a término para ser llevados a los mataderos. Eso generará que los precios de la carne sufran un alza”, señaló Albornoz.
Según cifras estipuladas por Fedenaga, el venezolano solía comer 22 kilogramos de carne por año; sin embargo, en el primer trimestre del 2016 se estimó que sólo se están consumiendo alrededor de 8 kilogramos por persona.
Así lo confirma José Castillo, encargado de una carnicería en El Carmen. “Antes solíamos vender tres o cuatro reses en la semana, ahora sólo te sacamos un kilo y medio semanal”, aseveró Castillo.
Esto ha traído como consecuencia que a los frigoríficos, carnicerías y abastos les cueste tener una recepción continua de reses en las cavas de los locales.
“Antes podíamos pedir hasta 10 reses a los proveedores, ahora no pedimos tanta porque todo depende de cómo se desarrolle la venta. A veces los proveedores nos llaman para surtir carne y nosotros todavía tenemos carne sin vender en el congelador”, narró Castillo.
Los carniceros se preguntan a diario qué puede llegar a ocurrir, pues esta situación ha generado que su trabajo se vea reducido y a veces sólo vayan a cumplir un horario.
“No sabemos qué hacer con esta situación. Están hablando de un aumento en la carne y esto puede dar pie a que los dueños quieran cerrar el negocio por las pocas ventas que tenemos”, manifestó preocupado Mario Rodríguez, empleado de una carnicería.