lunes, 4 agosto 2025
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Siete de los 10 cóndores andinos que hay en el país nacieron en Lara

Desde hace 6 meses, en Mérida hay un proyecto de conservación que buscar reintroducir a los cóndores andinos a la vida silvestre.

En Venezuela sólo existen 10 cóndores andinos (Vultur gryphus) y están en cautiverio. No hay registro científico que confirme que esta especie habite de manera silvestre el país. Es el ave voladora más grande del mundo y siete ejemplares nacieron en el Parque Zoológico y Botánico Bararida de Barquisimeto entre los años 2002 y 2010 mientras funcionó el Programa de Reproducción y Conservación ex situ.

Según comunicó Carlos Silva, médico veterinario e investigador del Bararida, el proyecto fue el más exitoso del país, pero cesó tras la muerte de la hembra reproductora. Actualmente, en este zoológico hay dos de estas aves: el padre y un macho descendiente. Los demás ejemplares fueron llevados al estado Mérida, distribuyéndose entre el Parque Zoológico Chorros de Milla y el Zoocriadero privado Mundo Safari. En Venezuela, el cóndor andino está catalogado en peligro crítico de extinción.

Hasta 2012 sólo existían 6.700 individuos en el mundo y la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), sólo la ha clasificado como una especie vulnerable, aunque su población ha ido disminuyendo cada año.

Siete de los 10 cóndores andinos que hay en el país nacieron en Lara

Visitante ocasional

El cóndor vuela los cielos de siete países andinos: Argentina, Bolivia, Chile, Perú, Ecuador, Colombia y Venezuela. Pero Luis Saavedra, estudiante de Biología de la ULA, quien se ha especializado en aves rapaces, explica que los pocos avistamientos que se han registrado en el país han sido en la Cordillera de Mérida y en la Cordillera de la Sierra de Perijá, estado Zulia.

«Se cree que los cóndores que han avistado en los páramos venezolanos provienen de Colombia. No es un animal que resida permanentemente en Venezuela», comunicó, y hay variables que explican esto. La primera es que el cóndor andino es una de las siete especies de buitres suramericanos, es carroñera, lo que quiere decir que se alimenta de grandes mamíferos muertos, y para encontrar esa carroña tiene que volar grandes distancias.

«Fácilmente estas aves pueden pasar de Colombia a Venezuela en un día, buscando su alimento», expresó. Y es que un estudio de la Universidad de Swansea, Reino Unido, reveló que esta es la ave planeadora más grande del planeta. Ellas tienen la capacidad de poder volar 170 kilómetros en tan sólo cinco horas, sólo aleteando sus alas una vez, porque se desplazan por corrientes de aire ascendentes que analiza minuciosamente de acuerdo a las condiciones del ambiente.

El veterinario, Carlos Silva, señala que la segunda razón por la que los científicos creen que esta es una ave de paso en Venezuela es porque necesita desplazarse por grandes extensiones geográficas para alimentarse y la cordillera andina venezolana es proporcionalmente pequeña, en comparación con la cordillera andina de Colombia o de países como Perú, Argentina, Bolivia y Chile que es donde hay más aves de esta especie.

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La tercera razón es que en el país la zona andina ha sido muy intervenida urbanamente y por la agricultura, y es uno de los motivos por los que se cree no hay suficiente alimento para esta especie. «Se alimenta de megafauna, de llamas, vicuñas, alpacas, guanacos, que son mamíferos que no se dan en Venezuela. También come ovejas y vacas que mueren atacadas por los grandes felinos, como el puma en la zona andina», contó.

«El cóndor es una especie enigmática en Venezuela. A pesar de que la población la conoce, muy pocas personas la han visto en vida silvestre. No está en la memoria biocultural de los habitantes, no han convivido con ella, no se relaciona con las creencias, prácticas y simbolismos de la sociedad», argumenta Luis Saavedra. Y además resalta que en el país hay muy poca investigación científica de esta especie. Hace falta mayor respaldo académico para que haya más información sobre esta ave.

Fisionomía de los cóndores andinos

Esta ave es la única de su especie que tiene dimorfismo sexual, los machos exhiben una carúncula (cresta carnosa de color rojo) en su frente que no la tienen las hembras. Los juveniles son de color marrón oscuro y los adultos de color negro, con plumas blancas en el dorso de las alas. Tienen un collar blanco, con una particularidad, una parte de su cuello está desprovisto de plumas. «Porque ellas introducen el cuello dentro de cadáveres con fluidos, y es una manera de mantenerse limpias», explicó Saavedra.

El cóndor de los andes mide entre 1.1 y 1.3 metros de altura y sus alas extendidas miden 3.3 metros, pueden pesar hasta 15 kilos.

El doctor Carlos Silva informó que la presencia del cóndor andino en cautiverio en Venezuela inició entre 1975 y 1976. En 1993 se ejecutó un Programa de Reintroducción de 10 cóndores andinos, liberados en los páramos de Mifafí (sierra de La Culata) y Don Pedro (sierra Nevada), pero no tuvo éxito.

Siete de los 10 cóndores andinos que hay en el país nacieron en Lara

Murieron al poco tiempo

Entre los años 1993 y 2001 se desarrolló en Venezuela una campaña a favor del cóndor andino y fue debido a que se desarrolló un Programa de Reintroducción de 13 cóndores nacidos en cautiverio en el Zoológico de San Diego, en Estados Unidos, y Argentina que contaban con radiotransmisores para ser monitoreados. Pero según comunicó Carlos Silva, veterinario, a los pocos años, 12 de estas aves fueron matadas por pobladores andinos sin que llegaran a alcanzar su vida reproductiva. Sólo sobrevivió uno que se llama «Combatiente», y está en cautiverio, en la sede de Inparques en Mifafí, Parque Nacional Sierra de La Culata.

«El proyecto no tuvo éxito porque personas inescrupulosas llegaban a Mérida y los cazaban disparándoles. También los campesinos por ignorancia, a pesar de que se les decía que es un ave carroñera, ellos consideraban que el ave les mataba las ovejas o el ganado. Después se evidenció que eran los perros salvajes los que mataban a los pequeños rumiantes y no los cóndores», comentó.

Luis Saavedra, estudiante de Biología de la ULA, indicó que esa experiencia evidenció que un Programa de Reintroducción de aves en peligro de extinción es muy delicado de ejecutar, requiere de mucha investigación académica y de un programa educativo a gran escala en comunidades, para que no atenten contra la vida de la especie.

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Principales amenazas de los cóndores andinos

Los 6.700 individuos adultos que existen en los Andes de Latinoamérica no garantizan la sostenibilidad de esta especie por 40 generaciones, según señala el libro «Protegiendo el Símbolo de los Andes: Un Ejercicio de Priorización a lo Largo del Rango del Cóndor Andino», publicado en 2020, del que el doctor Carlos Silva es colaborador.

El cóndor tiene múltiples amenazas, pero una de las principales es que su proceso de reproducción es muy lento. Luis Guédez, ambientalista y representante de la Brigada de Guardaparques Voluntarios de Venezuela, explicó que esta ave es monógama; es decir, tiene una pareja para toda la vida, que pone un huevo cada dos años. Y su crianza en el nido tarda aproximadamente dos años más. Alcanza su edad reproductiva entre los cinco y ocho años de vida. Es una especie muy longeva que llega a vivir más de 75 años.

En los siete países donde se distribuye geográficamente, su vida corre peligro por lo difícil que es encontrar alimento. Por la caza y porque mueren por intoxicación con plomo. A veces comen animales que murieron envenenados por agroquímicos. Compiten por comida con perros domésticos y asilvestrados. En algunas culturas indígenas de Perú y Bolivia los cazan para ser sacrificados en rituales religiosos y en los últimos años su hábitat ha sido deforestado, contaminado e intervenido por la agricultura, padeciendo además los efectos del cambio climático.

Buscan reproducirlo en cautiverio para liberarlo

Desde hace seis meses, el Zoológico Mundo Safari, en El Pedregal de Tabay, estado Mérida, desarrolla un Plan de Conservación del Cóndor Andino en Venezuela, con el objetivo de tratar de reproducirlos en cautiverio y luego introducirlos a la vida silvestre en el Parque Nacional Sierra de La Culata.

Según explicó el veterinario, Adrián Carrero, el último cóndor que nació en el país en cautiverio fue el 13 de febrero de 2010 en el Parque Zoológico y Botánico Bararida. El problema que hay es que siete de los ejemplares que existen en el país son hermanos y no pueden reproducirse para evitar problemas de consanguinidad.

«El equipo de Mundo Safari viajó a Francia para capacitarnos sobre los avances que hay en reproducción de cóndores. Hemos conversado con representantes de la Fundación BioAndina en Argentina, para establecer un convenio que permita traer tres ejemplares de cóndores para conformar parejas reproductoras en cautiverio y liberarlos en zonas protegidas», comentó.

Siete de los 10 cóndores andinos que hay en el país nacieron en Lara

Para poder establecer esa alianza, este zoológico venezolano tiene que contar con radiotransmisor, al menos 10 guardaparques, para que estas aves una vez sean liberadas sean monitoreadas las 24 horas. Además, necesitan contar con vehículos rústicos y garantizar la alimentación, que puedan sobrevivir los primeros meses en su hábitat natural. Toda una logística que se está organizando.

«El proceso de reintroducir estas aves es lento. No cualquier ejemplar sirve para su liberación. Una de las características que tiene que tener es que no haya tenido contacto humano, también tiene que contar con actitudes silvestres para que pueda defenderse en buscar su comida y agua. Luego que tengamos el primer huevo y que el animal crezca seis meses, lo subiremos al páramo para que inicie la etapa de aclimatación y adaptación del entorno. Posteriormente, que haga el cambio de plumas juvenil, se liberará», precisa Carrero, quien destaca que esto puede tardar más de tres años.

Explicó que el cóndor andino es un controlador biológico. Como él puede volar por encima de los 6000 metros sobre el nivel del mar y es un carroñero, él limpia el páramo y los humedales de especies que mueren y pueden contaminar esos ecosistemas, siendo un garante de la conservación de las nacientes de los ríos.

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