Jennifer Orozco | LA PRENSA de Lara.-& ;Sueldo, bonos y beneficios «de hambre». Así definen los funcionarios de la Policía del estado Lara (Polilara) su situación laboral en esta pandemia. Vendedores, jardineros, agricultores y chofer de autobús son algunos de los oficios a los cuales se dedican muchos funcionarios para poder tener un ingreso extra.
Estas alternativas que han decidido ejercer los funcionarios es porque su salario mensual no llega a 10 dólares. Según la nómina, sacando la cuenta del salario integral, más un bono de 50% que les dan por la contingencia del coronavirus, el funcionario de mayor cargo que es el director del cuerpo no llega a los 2 millones de bolívares mensuales y el de un oficial es de 800 mil bolívares aproximadamente.
«Ni estando solo, ni con familia rinde ese sueldo«, expresa con cara de tristeza un oficial «cero» con un año de servicio. El hombre acota en plena entrevista que declara de forma anónima ya que su reglamento le prohíbe declarar o protestar. El joven, dice que tiene un niño de 1 año y medio y que los 400 bolívares que cobra quincenales es lo que le cuesta un paquete de 10 pañales de marcas «chinas».
«Tuve que volver a mi época de chamito, cuando salía a trabajar con mi papá la jardinería. Los fines de semana o los días que no tengo guardia, camino por las urbanizaciones del este y arreglo la grama o las maticas de la gente, limpio frentes y hago otros trabajos para poder rebuscarme», asegura el joven.
El funcionario declara que hace meses que no ve el bono de seguridad que les habían estado pagando, ni la prima por hijos, ni nada añadido, más que la quincena y el bono de 50% que comenzaron a pagar con la cuarentena.
Otra funcionaria, quien tiene ya 4 años en el cuerpo y es oficial grado 2, vende sandalias, carteras y bisutería en redes sociales, negocio que ha levantado con su esposo. «Cuando tuve a mi primer hijo, mi esposo tenía algo de ahorros y decidimos vender mercancía para mantener a la familia. Eso fue hace tres años que ya la cosa en Polilara estaba dura. Hace un año con mi segundo hijo, volvimos a invertir y lo hemos mantenido, porque mi salario es muy poco», afirma otro de los oficios que han tenido que desarrollar los funcionarios para aguantar la pela de la hiperinflación y la crisis económica que reina en Venezuela.
La «femenina» asegura que se mantenía en la policía por los beneficios, pero que hace un mes se dio cuenta que ni siquiera contaban con un buen seguro de salud. «Tuve apendicitis hace un mes y la operación me la hicieron en el Hospital Central, pues el seguro de la policía no alcanzaba ni para hacerme los exámenes de sangre. Todo salió de nuestros bolsillos. Si me matan en la calle tampoco tendré servicio funerario, eso ya lo averigüé», revela.
Funcionarios declararon que tienen una pequeña bodega en su casa. Otro con rango de supervisor jefe aseguró que maneja una buseta los días libres, así como hay otros con rangos superiores que hacen de escolta y seguridad en negocios, para «bandearse».
«El trabajo de escolta es peligroso, pero gano 10 veces lo que veo de sueldo en Polilara. Siempre en mis días libres tengo chamba segura. Antes también cuidaba negocios y llegué hasta vender ropa y mercancía para resolver el salario, que antes era poco, pero uno se pudo comprar algunas cosas con lo que ganaba. Ahorita ni un pollo se puede comprar», dice.
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