Lorena Rojas | LA PRENSA DE LARA.- Entre el cuidado de su salud y la atención a sus comidas, la rutina diaria no para, aunque sea un día festivo. En las casas hogares dedicadas a la atención de los abuelos en situación de calle o que han sido olvidados por sus familiares, tratan de brindarles el amor y el cariñ;o que les fue negado.
Iluminar la mirada de los ancianos es un propósito compartido entre las fundadoras de las casa hogar Los Peregrinos, Dr. José Gregorio Contreras y Mis añ;os de vida, lugares que suman hasta más de 10 añ;os de fundación y los cuales se han destacado por hacer sentir a los abuelos como si tuvieran una nueva familia.
Yelitza Peñ;a, precursora de la Fundación Geriátrico Mis añ;os de vida, ubicada en la urbanización Gil Fortoul entre calles 1 y 2, la cual tiene 31 añ;os funcionando y donde actualmente viven 37 ancianos, contó que su travesía en el cuidado de los abuelos comenzó cuando apenas tenía 17 añ;os de edad, tiempo en el que atendía a domicilio a María Eugenia, una anciana que la hizo que se retara a descubrir cuál era realmente su vocación.
«Me dijo que estaba muy joven para dedicarme a la atención de los abuelos, pero eso no lo tomé mal, sino que fue como un reto. Amo mi trabajo y lo que hago por los abuelos, doy mi vida por los abuelos porque ellos son mi segunda familia, así como también lo hacen mis hijos a los que poco a poco les fue creciendo ese amor por los ancianos», dice.
Resalta que la idea de conformar una casa hogar vino a partir de una doctora que le propuso fundar una casa de cuidado, pero sería el superar un trágico suceso en su vida el que la hizo entregar sus añ;os a la atención de los abuelos en agradecimiento.
«Hace 19 añ;os me caí de dos metros de altura, tengo 60 puntos en la cabeza, se me reventaron 6 vasos capilares y quedé inválida 6 meses, me dijeron que no iba a volver a caminar, 9 médicos me visitaron y me dijeron que me resignara. Ahí le entregué mi vida a Dios y para servir a los demás, estoy segura que por esa entrega es que ahora camino», contó, asegurando que para atender a los adultos emplea sus conocimientos como paramédico y como enfermera.
Maricarmen Godoy, creadora de la casa hogar Los Peregrinos, la cual tiene 47 añ;os de fundación, asegura que aún siendo muy joven a los 14 añ;os de edad, tuvo un sueñ;o muy ambicioso de conformar crear un lugar donde pudiese atender a los adultos mayores.
«Comencé muy joven cuando tenía 14 añ;os, yo quería tener una casa hogar y así lo hice, quería cuidar a los abuelos, nos llamamos Los Peregrinos por la cantidad de veces que nos hemos cambiado de sede, iniciamos en Tamaquita, pero al no tener un lugar propio hemos ido a dar con los ancianos hasta Yaritagua», aseguró Godoy, detallando que la sede donde funcionan actualmente en la avenida Carabobo, es prestada.
En Los Peregrinos viven 35 ancianos, quienes reciben atención médica mensualmente. Allí tienen abuelos que están, incluso desde su fundación, como es el caso de una italiana que tiene 93 añ;os.
De Caracas a Barquisimeto. Anneli Acosta, profesional en medicina geriátrica, cobija a 36 adultos mayores
Un trabajo que es incansable es el que desempeñ;a Acosta junto a sus tres hijas en la atención a los abuelos, quienes en su mayoría han sido abandonados por sus familiares. «Tengo 16 añ;os en Barquisimeto y 13 con la casa hogar, siempre estuve involucrada en el servicio social y por eso es que me especialicé como enfermera en geriatría, porque amo a mis abuelos y vivo por cada uno de ellos», asegura.
Acosta destaca que aunque no pensó en tener una casa hogar en Barquisimeto debido a que vivía en Caracas, siente que fue un llamado de Dios, pues es un trabajo que no le pesa realizar.
Necesitan de donaciones
Representantes de las casas aseguran que aunque Dios siempre ha suplido las necesidades de los abuelos, necesitan de ayuda para seguir manteniendo la misma plantilla de ancianos e incluso más.
Donaciones como ropa, medicinas, comida y agua potable son bien recibidas en estas instituciones que trabajan sin fines de lucro.