María B. Jordán | LA PRENSA DE LARA.- Quienes viven en el norte, oeste e incluso en comunidades del sur de Barquisimeto cuentan que duermen con un ojo abierto y otro cerrado ante la inseguridad que se ha desatado en la zona. Las rondas policiales no se volvieron a ver y temen que los amigos de lo ajeno hagan de las suyas y por lo tanto les ha tocado reinventarse y blindarse como pueden.
En Pavia, por ejemplo, los vecinos aseguran que hasta salir a la panadería les da miedo porque temen ser atracados. En las noches tienen que dejar las luces de los patios encendidas y estar pendientes de cualquier ruido. Gregoria Durán, quien vive en la zona, explicó que han colocado botellas partidas en las paredes para evitar que los criminales se metan a las casas y se lleven las bombonas.
«Aquí no vemos policías ni nada, a veces se pone peligroso», susurró Durán, quien contó que no deja su casa sola por temor a que cuando lleguen los choros la hayan mudado.
En El Jebe, los vecinos solicitaron una comisión policial porque los delincuentes no perdonan ni de día ni de noche, según dijo Dorelis Campo.
Ante las escasas rondas de funcionarios, los vecinos deben ingeniárselas y amarrar las bombonas con candados y cadenas a una ventana para evitar que se las lleven.
En el cableado de telefonía fija e internet cuelgan las botellas para que sirvan de alarma cuando los ladrones intentan llevarse el cable que venden como material estratégico.
Los arrebatones en las paradas también se han incrementado, en especial en horas de la mañana, cuando la gente sale de su casa a las 6:00 am para ir al trabajo o cuando caminan de la comunidad a las avenidas principales. Residentes de El Carmen deben caminar hasta Barrio Unión para agarrar un ruta y en ese tramo muchos son víctimas de robos.
Hay personas que incluso les han robado su bicicleta cuando salen bien temprano, por lo que algunos prefieren esperar que salga el sol y que haya más gente en la calle, para salir de sus casas y evitar ser víctimas de los malandros que con cualquier cuchillo los amenaza y pueden salir hasta heridos.
«Siempre espero que salga el sol y planifico con algunos vecinos para salir todos juntos a la parada o a caminar en la búsqueda de la ruta para evitar ser blancos del hampa», dijo William Torrealba, vecino de El Carmen, quien sale a trabajar en bicicleta.