José Daniel Sequera | LA PRENSA.- Echado en el piso, Víctor Acosta suspira con pesar. Lleva desde el viernes de la semana pasada haciendo su cola en la Torre Bicentenario y le ha tocado pasar frío, calor y hasta lluvia. “Es muy incómodo, pero uno hace esto para poder cobrar lo más rápido posible”, asegura.
Así como el señor Víctor, abuelos y sus familiares se han apostado en las afueras de bancos -en su mayoría públicos-, desde hace al menos dos días para poder cobrar hoy su jubilación o pensión a quienes los terminale de cédula son 0, 5, 6 y 9.
Quienes esperan hoy cobrar 8 millones de bolívares en efectivo en la Torre Bicentenario han colgado sus bolsos o bolsas en la reja negra protectora desde hace días con un propósito: marcar la cola para no llevar sol “como una teja”.
Para los que quieren tener un descanso más reparador que acostarse en un pedazo de cartón o de bolsa plástica, cuelgan su hamaca bajo la sombra de los árboles de la isla de la avenida Venezuela.
En su mayoría quienes hacen la cola son familiares de quienes en realidad van cobrar. Este es el caso de Alberto Corona, un sexagenario quien cuenta que lleva dos días pasando roncha por su hermano de 80 años.
“Yo le digo a mi familia que prefiero yo pasar la roncha antes que mi hermano, él no está para estos trotes”, comenta Corona. A pocos metros de él está Gilbert Linares, quien prefiere calarse lluvia y sol que “exponer” a sus papás.
Linares revela que para poder sobrevivir durante casi tres días le tocó llevarse comida “medidita”. “No me ha faltado ninguna de las tres comidas, pero desayunar una sola arepa no resuelve mucho”, expresa mientras ríe irónicamente.
Además de la roncha que pasan, la mayoría de quienes están en estas colas son de zonas foráneas. Tras un recorrido del equipo reporteril de La Prensa por cuatro bancos en los que había cola, se logró comprobar que de 15 personas consultadas, al menos 10 no vivían en Barquisimeto “centro” sino que provenían de Manzanita, El Cercado, Río Claro, El Manzano, Pavia, Quíbor y hasta fuera del estado como Yaritagua y Tamarindo (Yaracuy).
Sin embargo entre los abuelos y sus familiares existe una grave preocupación: que las remesas que lleguen hasta los bancos no sean suficientes y por eso algunos se queden sin cobrar o apenas logren cobrar unos 2 millones de bolívares.
“Si no nos pagan completo, todos nos pusimos de acuerdo para que mañana (hoy) tranquemos la avenida”, afirmó fuertemente el señor José Alvarado.