Sin temor ni respeto por los difuntos y mucho menos por los cuerpos de seguridad, bandidos ingresan a los cementerios de Barquisimeto para llevarse desde las cruces hasta las urnas, con el fin de comercializarlas.
Para María Piña llega hasta la tumba de su mamá que falleció hace unos cuatro meses y fue enterrada en el cementerio municipal, ubicado al oeste de la ciudad, es un reto a su valentía. «A ella la enterramos al fondo del cementerio, por la quebrada que da hacia Las Tinajitas. Eso por allí es muy solo y cuando uno pasa se ve cómo se han llevado las cruces para vender el metal», cuenta Piña.
Por la zona hay quienes comentan que al recorrer las cuadras más lejanas de las entradas se pueden ver los restos de los difuntos en el piso, los cuales han sido sacados para vender el material de las urnas. Luis Martínez detalla que «el acceso a esa zona es complicado, no hay aceras y desde donde está el punto de seguridad hasta allí los funcionarios no alcanzan a ver nada y en la noche mucho menos».
Yelitza Camacaro acude con frecuencia al cementerio a visitar sus difuntos. Reconoce que ya el lugar no es tan inseguro como años atrás; sin embargo, resalta que «al pasar por las diferentes calles, en los panteones se puede observar cómo le faltan la tapas, las casitas para las velas, floreros y hasta las cruces. Eso es algo que no se puede ocultar».
Si bien es cierto que las denuncias por profanaciones de tumbas ya no se han vuelto a escuchar, el hurto de las piezas en los camposantos de la ciudad se sigue registrando. Juan Campos, administrador de los cementerios de la Alcaldía del municipio Iribarren, manifestó que desde hace dos años, cuando asumió el cargo, no han recibido denuncias al respecto.
Campos reconoce que hay deterioro en algunas estructuras, pero señala que las reparaciones son responsabilidad de los familiares, ya que «el municipio les da el permiso para que construyan los panteones o las tumbas en ese lugar, pero las mejoras, trabajos y reparaciones que surjan deben ser cubiertos por los propietarios».
Enfatiza que los camposantos son lugares seguros, donde los deudos pueden llegar a visitar a sus familiares. En el caso del cementerio del oeste o cementerio nuevo, de 89 hectáreas hay una unidad de la Policía Municipal durante todo el año, las 24 horas del día.
En el Cementerio Bella Vista, en la calle 42 con avenida Pedro León Torres, aunque no hay puesto policial, Campos asegura que policías motorizados hacen recorridos constantes. A pesar de estos anuncios, Angela Romero expresó que «cuando vamos a visitar a nuestros muertos, deberíamos tener la seguridad de que no faltará nada de sus tumbas».