jueves, 21 noviembre 2024
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Carretera Lara-Zulia es blanco de atracos

LA PRENSA.- Miedo y zozobra viven a diario los gandoleros, transportistas y choferes particulares que viajan hacia Quíbor, Carora o los estados Trujillo y Zulia. La inseguridad, falta de alumbrado y poco patrullaje policial convierten a la carretera Lara- Zulia en una vía tenebrosa y de alto riesgo.

Los tradicionales “miguelitos” y escombros son las primeras armas utilizadas por los maleantes. Una vez pinchado el neumático del vehículo es emboscado a unos 500 metros por los delincuentes, quienes con revólver y cuchillos despojan a sus víctimas de todas sus pertenencias, además de desvalijar el carro en minutos.

A finales del mes de enero de este año; un autobús que cubría la ruta Caracas-Maracaibo fue asaltado entre los caseríos Canape y Totumo en plena madrugada. La unidad quedó accidentada por un caucho espichado tras pisar un “miguelito”. Minutos después de detenerse fueron abordados por varios hombres armados, quienes los amenazaron.

“Los pasajeros vivieron momentos de pánico y horror. Fueron ultrajados y golpeados por sus agresores, quienes se fueron con equipajes, celulares, prendas de valor y dinero”, lamenta en un tono pausado Arnoldo Hernández, quien es cauchero en el poblado de Hispopal.

“Hace un par de semanas me estalló el caucho delantero de la gandola por culpa de un ‘miguelito’ que me lanzaron en plena vía, y de broma me estrello”, narra Ramón Rodríguez, quien asegura que tuvo que gastar más de 450 mil bolívares para poder reponer la llanta 315/80 rin 22.5.

A unos cinco minutos de Tintorero se encuentra la cauchera de Héctor Pineda, quien tiene 10 años dedicado al oficio de la reparación de neumáticos. “Yo de noche no trabajo y cuando lo hago es porque el cliente es conocido. La última vez que recibí un caucho destrozado por un ’miguelito’ fue el año pasado. En el día es muy raro cuando llega un carro espichado por clavos o tornillos”, explica.

Según comentarios de usuarios de la vía y de los mismos funcionarios policiales, se pudo conocer que la mayoría de los malandros pertenecen a los sectores del Yabito, Ojo de Agua, Las Raíces y la Niguita. Pero dar con el paradero de ellos o con su guarida es difícil debido a la cantidad de quebradas y atajos que abundan en la zona boscosa.

Gran parte de los conductores consultados alegaron que prefieren viajar a plena pepa de sol, para así evitar ser atracados o sorprendidos por los criminales del pavimento occidental.

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