Un bote de aguas blancas junto a la proliferación de zancudos y mosquitos al final de cada tarde mantiene con miedo a los habitantes de los sectores La Manga, Campo Lindo y El Encanto de El Tocuyo, capital del municipio Morán de Lara. Desde hace dos semanas, 35 familias están afectadas por la intermitencia o total interrupción del servicio del agua y para espantar la plaga, mantienen trabajando sus ventiladores, encienden plagatox o se aplican crema corporal repelente con complejo B, por temor a contraer dengue.
La calle 7, diagonal a la cancha deportiva en El Tocuyo, presenta dos filtraciones de agua, lo cual llena de impotencia a aquellos afectados por estar privados del suministro, mientras la inocencia de los niños los invita a divertirse al bañarse en el agua sobre el asfalto. A pocos metros vive al señora María Josefina Colmenárez, angustiada por el riesgo que corre su hijo, de 22 años, quien siendo paciente encamado por hipoxia cerebral teme que la plaga termine de enfermarlo. «Lo mantenemos con el ventilador encendido y cuando hay cortes eléctricos, pues toca abanicarlo», dice, admitiendo el temor del dengue y los rumores de incidencia en el municipio Morán.
Pero la molestia era visible en Julia Rodríguez, quien precisa que una comisión de los vecinos realizó la solicitud en las oficinas de Hidrolara, pero no han tenido respuestas y sólo se limitaron a decirles que les faltaban ciertas mangueras. «Da dolor ver esta agua tan limpia y que se desperdicia, mientras varias familias nos quedamos secas», se lamenta la habitante de El Tocuyo.
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Al bajar hacia el callejón 3 de El Encanto, una de las primeras residencias es la de Maura Mendoza, quien señala que están sufriendo por la falta de agua y una vecina le permitió meter una manguera desde otra toma del acueducto, para poder lavar los platos en la cocina, para el uso de los baños y demás quehaceres sencillos. «Se nos reúne la ropa sucia y casi no puedo trabajar, porque yo me traigo ropa ajena para lavarla en casa», dice señalando hacia arriba, donde está el bote de agua que les deja las tuberías sin presión.
Velar por la salud del pueblo del El Tocuyo
Son comunidades que buscan sobrellevar los problemas y ante la proliferación de zancudos, aspiran a no enfrentar problemas de salud y más aún, especialmente sabiendo de un caso cercano. Se trata de Milagros Camacho, quien ya tiene las plaquetas recuperadas, descansó del fortísimo dolor de cabeza que se extendió durante cuatro días, superó la fiebre tan alta que le causaba la sensación de haber recibido una paliza en todo su cuerpo y aún alterna el acetaminofén con los medicamentos para la inflamación gastrointestinal. «¡Gracias a Dios fue dengue clásico y no hemorrágico!», exclamó mostrando los exámenes y tratamiento, un gasto de $250.
Ella aún no entiende cómo se contagió, porque en su casa no mantienen agua almacenada, evitan basura en el solar y conservan la higiene. Pero no se salvan de esa nube de mosquitos que los azota después de las 5:00 p.m. Le recomendaron un repelente artesanal con crema hidratante y le agrega complejo B (deca lentermina), cuyo olor concentrado termina alejando a la plaga de la piel.