Anaís Mendoza | LA PRENSA.- Si es un incendio forestal pequeño en la Ribereña se les complica apagarlo y ni se diga cuando se trata de algo como lo que ocurrió en la avenida Lara el pasado 28 de febrero, cuando un edificio en construcción fue devorado por las llamas. Los bomberos de Iribarren, desde hace 5 años, presentan fallas con las unidades vehiculares para atender cualquier emergencia, pero en la actualidad llegaron a su punto más crítico, pues apenas tienen tres camiones cisterna cuando hace 7 años gozaban de 47.
Víctor Montero, jefe de este cuerpo en Iribarren, explicó que los cisterna, camiones de traslados, ambulancias y camionetas que necesitan se encuentran actualmente varados en un taller mecánico o en el patio de las diferentes estaciones debido a la indiferencia gubernamental que se arrastra desde la gestión de Alfredo Ramos.
“Si el parque automotor está dañado no es por nuestra culpa y en la actualidad estamos graves”, acotó el funcionario.
Cauchos espichados, fallas en motor, baterías malas y daños en el tanque o bombas de los cisterna que almacenan el agua son algunas de las fallas que presentan los camiones. Las carrocerías o estructuras están bastante oxidadas y descontinuadas; de hecho, hay camiones que datan desde hace más 30 años y ni un cariñito han recibido desde hace mucho.
“Cuando ocurre un incendio pedimos ayuda a camiones cisterna a través de convenios que tenemos con Hidrolara para sofocar las llamas en los siniestros, pero no damos abasto”, aseguró Montero. Así se reflejó en el pasado en la avenida Lara cuando un edificio en construcción se incendió y sólo una unidad llegó al siniestro y los mismos funcionarios llamaron a camiones cisterna, incluso a la “ballena” del equipo antimotín de la GN para ayudar a controlar el incendio.
Pero las falencias no sólo se limitan a las unidades de transporte y auxilio, sino que también se nota en la dotación de herramientas y uniforme.
Los 221 bomberos que conforman este cuerpo hacen un esfuerzo para combatir los incendios con uniformes ruñidos, viejos, chaquetones, cascos y botas que son obsoletas y que al final lo que hacen es colocar la vida de los funcionarios en peligro.