sábado, 2 noviembre 2024
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Ambientalistas piden que semiárido torrense sea declarado patrimonio

Movimientos ambientalistas se activan para proteger la fauna y la flora de Torres

En Lara, el Movimiento Ecológico defiende que el semiárido torrense, territorio de alto valor biológico, geológico y paisajístico sea declarado patrimonio municipal biocultural y arqueológico, para protegerlo de la deforestación que desde 2017 azota a las parroquias Espinoza de los Monteros (Arenales), Castañeda (Atarigua), Camacaro (Río Tocuyo), Reyes Vargas (Parapara), Chiquinquirá (Aregue) y Trinidad Samuel (Carora), por la explotación indiscriminada de carbón.

«Hay 25 empresas que han obtenido permisos del Ministerio de Ecosocialismo (Minec), para el aprovechamiento de la madera mediante poda. Pero resulta que estas compañías lo que hacen es contactar a personas de las comunidades campesinas más pobres, quienes se encargan de cortar y quemar la vegetación, arrasando a diario con especies arbóreas, como la vera, el curarí y el cují, típicas del semiárido«, denunció Francisco Cañizalez, ambientalista de Torres.

Un estudio que publicó la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y el Minec en 2023, revela que la superficie del bosque xerófilo correspondiente al semiárido larense se redujo 4.042,04 km2, en tres décadas. Pasando de ser una superficie de 10.710,70 km2 en 1989, a quedar una extensión de 6.668,83 km2 en el año 2019.

Sin permiso para explotar semiárido torrense

«En una zona como el semiárido no debería haber permisos de ningún tipo para explotación de madera, porque más bien se requiere aumentar el patrimonio forestal para refrescar el clima, acercar las lluvias, preservar los acuíferos y garantizar la sobrevivencia de especies emblemáticas, como la cotorra cabeza amarilla que anida en los árboles de vera, el cardenalito en peligro de extinción o incluso aves migratorias que en los meses de septiembre y octubre viajan desde Estados Unidos y habitan esos árboles», advirtió Cañizalez.

Los ambientalistas consideran que las últimas inundaciones que se registraron en mayo en el pueblo de Parapara y un remolino que se registró en julio, en Los Quediches, es producto del impacto ambiental que está produciendo dejar los suelos desprotegidos por la explotación del carbón. Resaltan que el semiárido torrense se caracteriza por temperaturas elevadas de hasta 40 grados centígrados de día, y es una zona de muy poca humedad, caen aproximadamente 300 mililitros de lluvia anualmente.

«El negocio que existe es que estas compañías pagan la mano de obra a 200 dólares la tonelada de carbón, pero cuando lo empacan y la llevan al Puerto Seco de Barquisimeto, ya esa carga es vendida a mercados internacionales a 1.300 dólares la tonelada; es decir, registran ganancias de 550%. Es una carga que se exporta a países como Italia, Chipre y República Dominicana. Hay que destacar que para producir una tonelada de carbón se requieren sacrificar cinco toneladas de madera, es un humo que va a la atmósfera y contamina el ambiente», indicó Cañizalez.

En el Ministerio Público reposan más de 300 denuncias hechas por el movimiento ecológico para que se detengan estas prácticas extractivistas que están acabando con el ecosistema, incluso afectando la capa vegetal del Parque Nacional Cerro Saroche. Esperan que las investigaciones se desarrollen.

Cañizalez también mencionó que zonas del municipio Torres son yacimientos arqueológicos que se deben resguardar. «Son conocidas internacionalmente las vasijas funerarias de Camay que se encuentran en el sector La Otra Banda. También en Aregue, en el Cerro Santo Domingo, hay un museo que maneja la comunidad que exhibe piedras donde los antepasados molían su maíz. Hay restos de cerámica, conchas, huesos y hasta esqueletos humanos de la prehistoria», argumentó.

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