Las lluvias y deslaves son los principales peligros en las 52 zonas de riesgo que hay en Iribarren. Bomberos municipales lo confirman en el mapa de 2024, en el que destacan el desborde de la quebrada La Ruezga, así como casas a la orilla de cauces que suelen ser una especie de «bomba de tiempo» de pérdidas materiales y amenazas de vidas. También figura la inclinación y la debilidad del terreno en el talud sur de Barquisimeto, así como el peligro sísmico de la ciudad, debido a la falla de Boconó.
Se trata de sectores que mantienen la atención de organismos de rescate cuando conocen de la falta de embaulamiento de la quebrada La Ruezga en el tramo de la parroquia Unión, como una de las más afectadas por desbordamiento en Los Luises, La Victoria, Cerro Gordo, La Pastora, Las Playitas, El Carmen, La Peña, Las Delicias, Nuevo Barrio y Barrio Unión.
Hacia la parroquia Guerrera Ana Soto donde inicia el Dren X, se registran siete comunidades en peligro e igual en Tamaca, donde ocurren inundaciones en seis sectores por el desborde de bucos y donde casas fueron construidas en terrenos que antes eran lagunas. También hay siete barriadas de Santa Rosa en riesgo que se ven perjudicadas por deslizamientos.
Roger Rojas, inspector de Prevención de los Bomberos del municipio Iribarren, cuando explica el mapa de riesgo, dice que suele prevalecer que el urbanismo se acerca cada vez más a los cauces. Se ignora la posibilidad de crecidas. Lamenta que construyen a las orillas de los cursos de agua sin respetar los 50 metros que estima la ordenanza de desarrollo urbano.
Diversas zonas de Iribarren entran en la vulnerabilidad
La lista de vulnerables por parroquias del municipio Iribarren continúa con cinco comunidades en Aguedo Felipe Alvarado e igual en Concepción, cuatro en Juárez, así como en El Cují, mientras dos están en Catedral y la misma cantidad en Buena Vista.
Cuando llueve de manera continua por varias horas y días, Rojas señala que los 291 bomberos y 27 unidades del grupo motorizado de atención de emergencias (Grumae) se unen a las labores de rescate. El largo trecho de la quebrada La Ruezga que inicia como Dren X en el oeste es el peligro latente en un recorrido de 375,77 kilómetros hasta desembocar en el río Turbio. «Siempre se realizan las inspecciones al terminar de llover, en caso de no recibir llamados de emergencia y se evalúa cada una de las casas afectadas, entregando informes de desalojos», indica Rojas y recuerda que la mayoría de las familias sigue viviendo en esas condiciones, generalmente porque no tiene adónde mudarse.
Insisten en las advertencias y aún así se sorprenden de casos tan atrevidos, como en el barrio José Félix Rivas, de la parroquia Ana Soto, donde existen dos quebradas que generalmente permanecen con el cauce seco y en un espacio, como especie de isla, se atrevieron a construir varias casas. Hace varios años, al llover fuerte ambas quebradas llenaron su lecho fluvial, recuperaron gran parte del terreno, y las viviendas se inundaron.
La furia de la naturaleza puede acabar con décadas de tranquilidad, como en caseríos del semiárido de Aguedo Felipe Alvarado, clima tan característico de Bobare. La sequía no es garantía para irrespetar los cauces porque cuando llueve «reclaman su espacio». Citan a las familias de Tierra Brava, Tierra de Losa, La Democracia, La Cruz y Las Colinas, donde en el año 2020 el nivel del agua subió hasta la mitad de las paredes.
Los bomberos hacen seguimiento a los acontecimientos y complementan su informe con los testimonios de habitantes fundadores. Aquellos de memoria intacta que conservan la cronología de este tipo de desastres naturales, en su mayoría provocados por el crecimiento demográfico sin respeto a la distancia que se debe cumplir para levantar cualquier tipo de edificación cercana a quebradas.
Se apodera el temor cuando llueve en la familias de Iribarren
Familias que viven al borde de la quebrada en el sector II de la Ruezga Norte de Barquisimeto, municipio Iribarren sienten pánico con el estruendo de la crecida del caudal. Son 40 casas, y especialmente cuatro en la vereda 15, que pueden desprenderse por la inestabilidad del terreno y la falta de culminación del tramo de gaviones, porque de los 50 metros necesarios sólo se han instalado 30 metros.
Daimar Granados, una de las vecinas fundadoras, lamenta que desde 2019 empezó a desprenderse la calle al frente de su casa, al punto que estuvieron críticos a final de 2023 y a comienzo del año en curso. Les aprobaron la obra de gaviones, y rellenaron el terreno para recuperar la calle.
«Pero necesitamos la culminación, porque desde mediados de 2024 comenzó el desnivel», señala Granados, mostrando hacia los extremos de los gaviones inconclusos que permiten la concentración del agua. También solicitaron el retiro de sedimentos que hacen una curva en el cauce y el agua choca donde faltan gaviones.
Tal preocupación es manifestada por Rudy Materano, temerosa a repetir la angustia de perder su casa. Muestra el informe de inspección más reciente de Protección Civil, levantado el 26 de abril de 2023 y bajo los seguimientos de la Ley de Gestión Integral de Riesgos Socio Naturales y Tecnológicos (2009). Especifican «colapso parcial de un tramo para el tránsito vehicular, debido a inestabilidad del terreno por la erosión y saturación de las aguas continuas. También varias viviendas estilo rural e improvisadas tipo rancho, a 10 metros aproximadamente del cauce y quedando en condición de alto riesgo – no habitable».
Son vecinos viviendo en la humedad que deteriora algunas paredes de sus casas. Aterrados por el socavamiento del terreno y temor de terminar sin un techo.