José Miguel Najul LA PRENSA.- Dos estallidos sintió Luis Franco, uno detrás de otro. El primero fue el de las ruedas del avión Aserca, que explotaron con el contacto de la pista de aterrizaje del Aeropuerto Internacional Jacinto Lara. El segundo fue el del corazón, que le dio un vuelco de susto al sentir el impacto suscitado el 29 de marzo a la 11 de la mañana.
El siniestro, que afortunadamente no provocó ningún daño más allá del par de cauchos reventados, es sólo un síntoma del enorme malestar que denuncian los usuarios del terminal aéreo, que pasó de ser competencia de la Gobernación a manos del Gobierno nacional en julio del año 2013.
Elizabeth Rodríguez, exdirectora del Aeropuerto y que llevó la institución cuando aún era una atribución regional, asegura que el deterioro se ha acelerado en estos últimos cuatro años producto de la desinversión, en todos los sentidos.
Sobre la pista, señala fallas severas, que pueden poner en riesgo la integridad de los pasajeros en el momento del aterrizaje, como ocurrió con el vuelo de Aserca del 29 de marzo. La pista, de 2 mil 850 metros de largo por 60 metros de ancho, ha sido completamente descuidada, según Rodríguez. Enuncia el detrimento en el balizaje -que es el mecanismo de iluminación, o las “lucecitas” de la pista que permiten al piloto observar bien el camino al momento de tomar tierra- que impide la visibilidad en el aterrizaje.
También señala la falta de mantenimiento de la pista en general, que presenta severas escamas y especialmente en la “zona de toque”, punto en el que los aviones tienden a posarse como primer contacto con la tierra, y que al ponerse negra (señal de la ausencia de atención) pierde agarre.
“Cuando estábamos al frente del Aeropuerto hacíamos reparaciones trimestrales con el Instituto de Vialidad del estado Lara (Invilara). Ahora, hace tanto que no puedo recordar la última vez que me dijeron que se hizo una inversión a la pista”, detalla con alarma Rodríguez.
Además, apunta que la cantidad de vuelos ha disminuido, en promedio, un 80 por ciento, con respecto a la oferta que tenían en el año 2013, y que en esa época pensaban ampliar. Hasta hace casi cuatro años, salían cuatro vuelos a las 6 de la mañana, dos a las 8, uno a las 11 de la mañana, tres a las seis de la tarde y uno a las ocho de la noche. También pretendían ampliar el rango de alcance de vuelos para otras latitudes, de talla internacional, como Aruba.
Cuando el Gobierno nacional asumió esa competencia, indica que se fueron produciendo cambios progresivos que fueron menoscabando la capacidad del Aeropuerto, al que la palabra ‘internacional‘ sólo le queda de adorno.
Recientemente, la empresa Insel Air, que transportaba pasajeros larenses hasta el Aeropuerto Internacional Hato, en la isla de curazao, suspendió definitivamente sus operaciones en la ciudad, como lo hizo en otros aeropuertos por problemas internos de la aerolínea.
Durante este período, también se han suspendido vuelos a ciudades dentro de Venezuela, como por ejemplo la línea Barquisimeto – Maracaibo, que quedó fuera de funcionamiento. No hay información oficial sobre ampliación en la gama de destinos.