William Croes | LA PRENSA.- Cada local que baja la santamaría resta esplendor a los centros comerciales. La actividad comercial disminuye con el aumento de las desocupaciones de los locatarios que se han visto asfixiados debido a la poca capacidad de importación de mercancía y las bajas ventas que, en muchas ocasiones, ni les alcanza para cancelar los costos operativos como alquiler y pago de nómina.
Los centros comerciales grandes y pequeños atraviesan por su peor momento. En el 2016 aumentó la cantidad de locatarios que se han vistos forzados a no renovar sus contratos o en otros casos cerrar y poner sus locales en venta. Los mall son un reflejo de la dura situación económica que atraviesa el país.
En el El Parral, Barquicenter y Cosmos (centros comerciales pequeños) el panorama no luce nada alentador. En el recorrido emprendido por el equipo reporteril de La Prensa se contabilizaron más de 70 locales cerrados y una docena que tienen carteles en venta o traspaso.
“Los comerciantes de los pequeños centros comerciales son los que se ven más perjudicados por la baja afluencia de personas y porque carecen de una plataforma como las grandes cadenas”, expresa Rita Betancourt, presidenta de la Cámara de Comercio del estado Lara.
Los inventarios de las tiendas están en sus niveles más bajos en los últimos tres años. Betancourt indica que en el último estudio emprendido por la Cámara de Comercio arrojó que hay 60% menos de mercancía. Esto combinado con las bajas ventas y la escasez de divisas forman un cóctel nocivo para los comerciantes que tras la asfixia no les queda más que cerrar sus locales y liquidar a los empleados.
En promedio por cada local que baja su santamaría se pierden 10 empleos entre directos e indirectos. Son los centros comerciales una de las principales fuentes de empleos en la economía nacional llegando a establecer registros similares a los de las medianas y grandes industria.
Pero el panorama no es oscuro solamente para los dueños de locales de los pequeños centros comerciales. Grandes cadenas, como es el caso de Sambil Barquisimeto atraviesa su nivel más alto de desocupación desde que abrió sus puertas al público. Luis Roberto Suárez, gerente general, indica que hay 27 locales desocupados, de los cuales cinco son por remodelación y 22 porque los locatarios no pudieron renovar sus contratos bianuales.
“Anteriormente los contratos eran por tres años, pero ahora se disminuyó a dos años por razones de comercialización”, expresa Suárez, quien indica que están en conversaciones con comerciantes que quieren apostar con nuevos proyectos y ocupar parte de los espacios que han sido abandonados por la grave crisis económica.
La competencia entre tiendas también se ha perdido. Comerciantes manifiestan que representa una pérdida enorme que una tienda cierre porque mientras más locales hay abiertos al público se genera una mayor actividad en los centros comerciales sean grandes o pequeños.
Los vendedores de mercancía seca no son los únicos que han sufrido los embates de la crisis, vemos ferias de comida cada vez más vacías y locales con menos variedad en sus platos y menús debido a la escasez de alimentos.