Redacción | La Prensa.- Estantes sin comida, pasillos con pocos clientes y trabajadores sentados en las diferentes áreas es lo que se ve al llegar a Abasto Bicentenario.
La clientela bajó porque en el supermercado dejaron de abastecer los anaqueles con productos de primera necesidad como harina, arroz y pasta.
“A principio de año dejaron de vender productos regulados y nos sale mejor comprar en otros sitios que en Bicentenario”, comentó María Moreno, quien reconoce que meses atrás era una fiel cliente en busca de comida.
Ahora prefiere comprar la bolsa del CLAP o buscar un número en la feria de comida antes de perder tiempo caminando entre los pasillos del Bicentenario. En el supermercado lo que abundan son estantes con salsas, vinagre, aceite, sal, detergente y artículos de plásticos.
Los precios de estos productos son más elevados y ni provoca mirarlos. Un aceite puede costar casi 50 mil bolívares. Quienes todavía se asoman al establecimiento van con la esperanza de encontrar “algo bueno”, pero salen con las manos vacías o con un sólo artículo.
En la entrada del supermercado hay más de 20 cajas y en ninguna se hace cola para pagar. Los trabajadores permanecen sentados, mirando hacia los lados y echando cuento a la espera que algún cliente se acerque a comprar aunque sea un kilo de sal, pues es de los productos más accesibles.
En la parte trasera del Bicentenario se acumulan grupos de casi 10 trabajadores en diferentes pasillos. No tienen muchas ocupaciones, pues son pocos los clientes a los que deben atender.
En la zona de licores es donde se veían algunos compradores preguntando precios y tanteando a ver que se llevaban. Al pasar por el área donde venden uniformes lo primero que se encuentran son más trabajadores, entre hombres y mujeres. Permanecen sentados en sillas y hasta en el piso porque tampoco hay mercancía para ordenar.
Los consultados manifestaron que el Bicentenario no es ni la sombra de lo que era antes cuando el establecimiento aún no estaba en manos del gobierno.
Criticaron que no traigan mercancía para el pueblo.“La única solución es que regrese al sector privado”, aseguró Milagros Lugo al considerar que sólo así se llenaran los anaqueles de productos.