Guiomar López | LA PRENSA DE LARA – El presupuesto de una embarazada queda corto, porque la familia ni siquiera tiene la esperanza del control prenatal en privados y menos aún para dar a luz, cuyo costo está fijado entre $800 a $1.500. Esto obliga a las parturientas a buscar los centros de salud públicos, consiguiendo varios testimonios de la exigencia del kit de insumos en la maternidad del hospital central Antonio María Pineda. Un lista mínima que empieza por inyectadoras y guantes, cuyo valor no baja de $70 y equivale a más de 133 millones de bolívares.
Llegan caminando a paso lento a la emergencia de la maternidad. Una de sus manos siempre va a altura de la cadera, pero el dolor es cada vez más fuerte, que deja pausas forzadas en su andar y fruncen el ceño de tanta molestia. La familia aguarda afuera con la maleta contentiva de la ropa de la madre y el bebé. La mayoría debe costear desde macrogoteros, inyectadoras, guantes estériles, Betadine, suturas, entre otros que incluyen hasta 5 batas de cirujano.
«Uno viene para acá porque no tiene plata y por la emergencia, pero esa lista es costosa», se quejó Eduard Reinoso, quien tenía internada a su cuñada Josiveth Gallardo. En ese momento, grita otra señora, precisando que lograron comprar 6 guantes estériles y luego tuvieron que ir a buscar el resto, porque se ameritaban 10 guantes.
Cuenta Reinoso que ni siquiera pueden pensar en buscar presupuesto en un lugar privado. «Nos cuesta para llegar a un kit de insumos que por la chiquitica sale en $80 y ni soñar en una clínica«, se lamenta y recuerda que pocos tendrán un seguro médico para cubrir un parto o cesárea. «Sin opciones, recurres a la salud pública y hasta toca echar carreras para conseguir todo eso», señala y recalca que quienes toman previsiones empiezan a moverse por donaciones.
Lo más apremiante es cuando tienen la emergencia y ese tiempo es cada vez más limitado. La urgencia es conseguir de inmediato todos los insumos y terminan solo averiguando en las farmacias adyacentes al hospital central y en la avenida Vargas. Peor, cuando les compran a revendedores.