Guaro Mirón | LA PRENSA.- Habitantes al oeste de Barquisimeto me pidieron que los visitara porque siente que viven en un país sin ley porque no son tomados en cuenta y los entes gubernamentales solo van en temporada de elecciones. En el kilómetro 7 y medio de la avenida Florencio Jiménez me topé con este río de aguas blancas.
De haber sabido me hubiese traído mis chapaletas pero ya será para otra ocasión, mis zapatos quedaron vueltos nada y los pantalones lo llené de barro. La corriente de agua me llevó a dos botes más del tubo matriz que va hacia Bobare, según me cuentan los comerciantes de la zona.
Trabajadores de un taller, ubicado en todo el frente de la laguna, cercano al sector La Pradera, me contaron que el problema inició hace dos meses cuando un pequeño bote de agua comenzó a brotar del asfalto y con los días fue creciendo hasta crear todo este desastre. Presumen que se debe a que por la vía pasan muchos vehículos de carga pesada que fueron hundiendo el asfalto hasta romper la tubería que ya se encuentra deteriorada por los años que tiene.
Los choferes y personas que a diario transitan por el lugar piden que se repare el bote para que se deje de desperdiciar el vital líquido y no contribuya al daño del pavimento.