María B. Jordán | LA PRENSA DE LARA.- Aislarse de un grupo, cambio de actitudes, bajo rendimiento, negación para ir a la escuela o liceo son tan sólo algunas de las características que presenta el niño, niña y adolescente que es víctima del bullying. Detectarlo, atacarlo y prevenirlo es un trabajo importante para evitar que no haya graves consecuencias que pueden llevar hasta el suicidio.
Un caso que retumbó al mundo fue el de Drayke Hardman, un niño de 12 años que se quitó la vida en febrero en Tooele, Utah, en Estados Unidos, luego de ser víctima de bullying durante un año. Una semana antes de suicidarse llegó con golpes y morados, confesó que eran producto de una pelea en la escuela, pero el niño no pudo soportar el acoso tanto psicológico como físico y se quitó la vida.
Esa es la grave consecuencia que puede sufrir una víctima de bullying; una de las primeras señales es el aislamiento de su grupo de compañeros, llega a la escuela y no saluda, pero tampoco le gusta hacer sus actividades cotidianas y ese es el primer factor que debe alertar a los maestros, padres y representantes para detectar lo que está sucediendo.
La psicólogo, María González, explicó que tanto docentes como padres deben estar alertas a estas señales y evitar ignorar esos pequeños gritos de auxilio, que también exteriorizan aquellas víctimas que denuncian el acoso. «Cuando el maltrato es psicológico y se une con el físico es grave, la víctima se siente vulnerable y débil, prefiere dejar de integrarse por temor a que otros le hagan lo mismo y ahí es donde piensan en suicidarse».
Luisa Pernalete, profesora y coordinadora del Centro de Formación e Investigación de Fe y Alegría, coincide con González, explica que minimizar una queja o no prestarle atención a un cambio de actitud puede terminar en un evento de fatalidad.
De acuerdo al Consejo de Protección del Niño, Niña y Adolescente de Iribarren (Cpnnai), en lo que va de año han recibido al menos a cuatro instituciones educativas con casos de acoso o bullying, a pesar de que no precisaron la cantidad de víctimas y victimarios, detallaron que uno de los casos fue manejado a través de acciones penales al estar involucrados adolescentes de 14 años en adelante. Y es que según la Ley Orgánica de Protección del Niño, Niña y Adolescente (Lopnna), a partir de esa edad tienen responsabilidad penal.
Darsy Ramos, defensora del Cpnnai, explicó que a través de los psicólogos evalúan tanto a la víctima para que no pase a mayores consecuencias y no intente quitarse la vida, y al victimario y su familia para detectar de dónde proviene el problema y así poder atacarlo de raíz.
En el caso del Proyecto Juvenil Misionero (Projumi), en lo que va de año han atendido de cuatro a seis casos aproximadamente de acoso escolar o bullying. «Lo que hacemos es un trabajo terapéutico y de orientación familiar», explicó el director del proyecto misionero, Gerardo Pastrán.
El bullying no se trata de un juego, dijo la profesora Luisa Pernalete, especialista en el área de Convivencia y Ciudadanía, al lamentar que se den casos de manera reiterada. Insiste que en las instituciones educativas desde el portero, obreros y docentes estén alertas a cualquier comportamiento inusual en los niños.
«Siempre ocurre en horas del recreo, en los pasillos o incluso en los baños», dijo Pernalete, al explicar que una vez detectados los casos hay que buscar el motivo del comportamiento del agresor, pues en ocasiones viene desde el hogar.
La organización no gubernamental Internacional Bullying Sin Fronteras, en Venezuela señala que los casos de bullying no pueden ser vistos como «bromas» entre un niño y otro, pues hay una línea muy fina para que pase a violencia. Según los datos que maneja la ONG, el 80% de las instituciones educativas en el 2017 habían estado inmersas en bullying.
Pernalete hace énfasis en que las sanciones al agresor no deben ser de manera pública, mucho menos dejar a la luz lo que está sucediendo. «Lo que se debe hacer es dar orientaciones, pues el niño o niña que agrede se puede llegar a convertir en un líder negativo, causándole daño no sólo a una víctima, sino a varias».
Carlitos (nombre ficticio para proteger su identidad), estudia séptimo año en un liceo del norte de Barquisimeto y es víctima de bullying. Sus compañeros de clases no lo integran en los trabajos grupales y siempre queda solo; sin embargo, hay uno de ellos que toma el control como victimario y se burla de él, le tiene el apodo de «copión» y como última acción empujó a Carlitos y cayó al piso.
Carlitos aguantó las burlas, la exclusión, las miradas intimidantes y la violencia física por unas semanas, pues todo se lo guardaba, hasta que un día le dijo a otro compañero de clase «hoy sí vine preparado»; el muchacho pensó que estaba decidido a contarle a sus profesores y a su mamá, pero resulta que cargaba una navaja para herir al victimario en caso que se burlara de él o lo agrediera.
Tani Andia, socióloga, explicó que tras el regreso a clases presenciales se pueden registrar más casos de bullying o acoso escolar, pues los niños estaban acostumbrados al confinamiento que tuvo un efecto en la capacidad de socializar.
Desde que inició la cuarentena por la pandemia y las clases fueron suspendidas de manera presencial, el Centro Comunitario de Aprendizaje Cecodap impulsó una campaña para alertar a los padres a estar atentos a las redes sociales, pues sus hijos pudieran estar siendo víctimas del ciberacoso.
«El ciberacoso no está de cuarentena», dijo Fernando Pereira, fundador de Cecodap a través de su cuenta en Twitter. Explicó que los padres deben estar atentos ante el incremento del ciberbullying y distintas formas de violencia a través de las redes sociales en los tiempos de confinamiento.
La Asamblea Nacional (AN), sesionó el 21 de abril para aprobar en primera discusión el proyecto de Ley de Convivencia Pacífica y Escolar, con el que «se busca proteger a la comunidad educativa de todas las formas de violencia».
Al presentar la propuesta legal en el Palacio Federal Legislativo, el diputado (Psuv) Enrique Ramos, detalló que consta de 24 artículos y tres capítulos; el proyecto se orienta a prevenir y sancionar las agresiones físicas y psicológicas, incluso las que se infringen a través de las redes sociales y otros medios electrónicos.
Destacó que el problema del acoso escolar requiere la atención conjunta de la familia, las instituciones educativas y el Estado. En los artículos se contempla la creación de un Consejo de Convivencia Pacífica Escolar.
Aprobaron el proyecto de ley en voz del diputado Rubén Limas, quien advirtió que debe ser una ley para prevenir y no para castigar, pues de lo contrario no se estaría comprendiendo el fenómeno del acoso escolar. Destacó que según Cecodap, el 25% de los casos atendidos en 2021 se refirieron a situaciones de bullying.
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