LA PRENSA DE LARA.- Las personas con Autismo tienen un riesgo mayor que quienes no tienen la condición de desarrollar problemas médicos asociados a comorbilidades, así lo refiere la doctora María Laura Braz, de la fundación Solo faltas tú.& ;
Una comorbilidad o como también se le conoce «morbilidad asociada«, es un término utilizado para describir dos o más trastornos o enfermedades que ocurren en la misma persona, estas se pueden desarrollar al mismo tiempo o pueden ocurrir una después de otra.
Según explica la especialista, las comorbilidades médicas más frecuentes asociadas al autismo son: epilepsia, que puede causar problemas de aprendizaje, broncoaspiración de alimento o saliva durante una convulsión que a su vez puede provocar neumonía por aspiración, hasta lesiones a raíz de caídas.
Entre otras de las comorbilidades están el déficit de atención e hiperactividad (TDAH), discapacidad intelectual, trastornos de ansiedad, trastornos del sueño, como también alteraciones gastrointestinales.& ;
«En estos casos es fundamental el rol del neuropediatra y el psiquiatra infanto–juvenil en el abordaje multidisciplinario del autismo a los fines de identificar comorbilidades que requieran ser atendidas y tratadas de manera oportuna», dice la doctora Braz.& ;
Precisa que los padres deben estar alertas a los cambios en el patrón de sueño y conducta, episodios de «desconexión» o mirada fija y la pérdida de habilidades previamente adquiridas en las terapias. «La identificación de los mismos y la evaluación respectiva por el especialista permitirán la adecuada atención de las comorbilidades lo cual garantizará el estado de salud ideal en la persona con CEA», ratifica.
Importante& ;
La doctora Braz precisa que las personas con TEA en un número importante se asocian a uno o más trastornos psiquiátricos, siendo la principal causa de tratamiento farmacológico y hospitalización en algunos casos.& ;
Indica que los métodos de tratamiento precoz a través de procedimientos conductuales, tomando la iniciativa del niño y utilizando reforzadores mediante la interacción social, son los que han probado más eficacia en niños con TEA.
Además considera que es básica la instauración de tratamientos psicoeducacionales a lo largo de la vida. Estos son un paso previo a la intervención y consisten en educar e informar, tanto al menor con un trastorno en el desarrollo como a su familia, sobre las características específicas de su patología, cómo gestionarla para minimizar sus efectos y cómo intervenir para mejorar su calidad de vida.
La Academia Americana de Pediatría conocida como AAP por sus siglas en inglés (American Academy of Pediatrics), publicó en el 2014 un documento conocido como A.L.A.R.M. en el que recomiendan a los médicos tratantes aplicar la escucha atenta a los padres pues son estos los que, por lo general, brindan información precisa y de calidad, sin olvidarnos que estos también pueden enfrentarse con la barrera de la comunicación con sus propios hijos, por lo que es importante los padres están presentes, para que conozcan a su familiar y poder reconocer en determinada ocasión los cambios en el patrón habitual de comportamiento, sobre todo si es agudo, que pudiese indicar la presencia de un malestar o trastorno físico.& ;
Dentro de los síntomas que suelen confundirse como propios del TEA que se han asociado a una enfermedad médica se encuentran ansiedad, irritabilidad, impulsividad, conducta agresiva dirigida hacia sí mismo o hacia otros (68% según Kanne y Mazurek, 2011) trastornos del sueño de reciente aparición, entre otros, refiere Braz.
¿Qué más sabemos en la actualidad?
Desde la fundación Solo faltas tú, señalan que estamos en una clara tendencia de cambio de paradigma respaldada cada vez más en el modelo biopsicosocial del TEA. Esta condición debe ser vista de manera sindrómica, es decir, buscar y encontrar alteraciones y comportamientos en otros sistemas y de otro tipo diferente a los neuropsiquiátricos.& ;& ;
«La invitación es a contemplar siempre a la persona más allá de un diagnóstico, a integrar y comprender que como todo ser humano puede presentar otras condiciones orgánicas relacionadas no al autismo, y que se tiene Autismo pero se es mucho más que eso», dice.& ;& ;