Tatiana Suárez | LA PRENSA.- El orgullo y el amor por su nieta les brota a primera vista. Gesua y Luigi Santucci, abuelos de Mariam Habach no disimulan los nervios que sienten a un día de llevarse a cabo el Miss Universo donde su muchacha se perfila como una de las candidatas a quedarse con la corona.
Con lágrimas en los ojos recuerdan los viajes diarios que hicieron desde El Tocuyo hasta Barquisimeto durante años para que Mariam asistiera a clases de modelaje y compitiera en concursos de belleza desde muy pequeña.
Con voz un poco temblorosa y los ojos aguados, Gesua De Santucci comenta que la inclinación de Mariam por el mundo de las pasarelas inició a los tres años cuando de forma coqueta moneaba en la casa. “Esa niña nació para eso, para ser una miss”, dice con una gran sonrisa y alegría.
La primera coronación de Mariam fue como “Reina de la Primavera” en el colegio y a partir de allí comenzó a hacer carrera porque participó en concursos de más nivel, como lo fueron el MiniChiquita y MiniVenezuela, en los cuales resultó ganadora. También acudió a Ecuador a representar a Venezuela en el MiniUniverso y la niña de melena rubia llegó a su casa con la corona.
Que Mariam brillara y destacara cada vez que se subía a un escenario ha sido una meta familiar. Sus padres, hermanos y en especial sus abuelos han luchado para hacer realidad la historia de “fantasía” de la más pequeña de la casa.
“Mariam lo tiene todo para traerse la corona”, soltaron ambos abuelos despojándose de los nervios que los invadía al principio de la entrevista.
Gesua y Luigi hablan con tanta propiedad que se atreven a decir que la ahora Miss Venezuela confía más en ellos que en sus propios padres.
“Ella es una niña muy consentida, pero siempre nos contaba todo lo que le pasaba o si necesitaba algo, ella confía más en nosotros”, soltó con una voz pícara, acento italiano y una carcajada el señor Luigi. Sus hermanos detallan que siempre la han apoyado a perseguir sus sueños. Zaji y Luigi han tenido a su hermana como “una niña protegida”, que tuvo que adaptarse para convivir con ellos sin perder la ternura que la caracteriza.
Por ser el centro de atención, los hermanos han sido un pilar en el crecimiento de Mariam, quienes se sienten orgullosos y no han dejado de decirle que creen que puede hacer cualquier cosa que se proponga.
“Ella es muy hermosa y de muy buenos sentimientos”, describe Zaji. “Mariam tiene un carisma que no tiene casi nadie, lo que la llevó a ser la niña consentida”, como la llaman en su casa.
Terrible en las aulas de clases
“Mariam era traviesa y muy inquieta, pero difícil de olvidar por su sencillez”, así la describe su profesora de segundo y quinto grado, María Ramírez.
Los pasillos y aulas de clase de “Nuestra Señora de la Concordia”, en El Tocuyo vieron crecer, formarse, saltar, reír, llorar y hasta hacer travesuras a la reina de belleza venezolana.
Todos sus maestros la recuerdan y se sienten orgullosos de todo lo que ha logrado aquella niña que siempre buscaba figurar en el salón.
Mariam no sólo se destacaba desde pequeña por su belleza y personalidad, sino también por ser una buena estudiante que siempre buscaba la forma de ir a la par o un paso más adelante que las docentes.
Querer participar en todas las actividades era lo que más le gustaba hacer, además de ser la líder. Para cualquier cosa que necesitaran en el colegio, Habach estaba allí.
Su sencillez la llevó a ser recordada en el colegio donde estudió desde preescolar hasta tercer año. Desde directores, profesores, personal administrativo, personal de limpieza y compañeros de clase la recuerdan con mucho cariño.
Más allá de ser una miss
Detrás de las pasarelas y los concursos de belleza se esconde una Mariam que no muchos conocen.
Una joven un poco ruda y ocurrente, pero sobre todo llena de carisma son las características de la Miss Venezuela 2015.
Sus hermanos y abuelos la recuerdan como “la niña tremenda de la casa”, quienes comentan entre risas que se las ingeniaba para salirse con la suya, y al ser la consentida ellos no podían molestarse con ella.
Destacan que Mariam es una persona común y corriente, pero que destaca por su personalidad tan original.
Tanto como le gustan las coronas, las bandas, los trofeos y ser una chica muy coqueta, también le gusta salir al Bowling, ir al cine, reunirse con sus amigos y jugar con sus hermanos.
Ser la más pequeña y la única niña la llevó a tener una coraza un poco más dura para aguantar los juegos pesados y no salir llorando. El crecer entre dos hermanos la ayudó a nunca dejarse irrespetar por nadie.
Cuando Mariam se monta en el escenario deslumbra con luz propia. Su figura esbelta, cabello rubio y brillante, el caminar de reina y la forma tan natural de reaccionar ante las cámaras dejan a un lado a la niña que peleaba con sus hermanos y hacía travesuras en las aulas de clase.
Sin embargo, su familia asegura que no ha perdido su esencia porque cuando no es una miss vuelve a ser la misma niña traviesa, cariñosa y dedicada de siempre.
Que Mariam ganara el Miss Venezuela en el 2015 dejó a muchos con la boca abierta porque siempre la vieron como la niña terrible y juguetona que no mostraba muchas características de una reina de belleza en las calles de El Tocuyo, además de no conocer su historia de minireina.