Luis F. Colmenárez | LA PRENSA DE LARA.- Risas, color y diversión son sin lugar a dudas las palabras correctas para describir la infancia, pero también son las principales características de Matías Alejandro y Moisés Adrián Castro Guerrero, dos hermanos oriundos de Táriba, estado Táchira, que se han encargado de enamorar a todo un país con sus melodiosas voces que acompañan con composiciones que tocan fibras y el sentir de todo un país.
La risa de estos niños de 11 y 13 años es contagiosa, tanto como sus voces, esas que ha entrado a los hogares de los venezolanos con ayuda de la tecnología, enamorando a todo aquel que ha tenido el privilegio de oírlos cantar.
Mati y Moi, como son conocidos en las redes sociales, nacieron en un hogar donde la música era parte de su cotidianidad. Su papá, Francisco Castro, formaba parte de una banda de rock llamada San Etílico, por lo que los niños desde muy pequeños sintieron afinidad por las melodías.
Matías, por ser el mayor fue el primero en mostrar su interés en el plano musical, desde muy pequeño le enseñaron a tocar cuatro, posteriormente la guitarra y el ukelele. Moisés, al recibir la influencia de su papá y de su hermano, se entusiasmó y le dio paso a lo que ha sido su gran pasión: el canto.& ;
La llegada de la pandemia de coronavirus marcó un antes y un después en la carrera de estos hermanos. Estando en casa, cumpliendo con la cuarentena obligada por la enfermedad y teniendo que cumplir con sus asignaciones escolares a distancia, decidieron hacer una parodia de la canción «Dance Monkey», interpretada por la australiana Tones and I, pero en esta ocasión representando el «sentir» de los niños agobiados con las tareas.
«El primer video que nosotros hicimos se llamó ‘Bájale maestra’, es un tema que le hicimos apenas comenzó la cuarentena y bueno, la subimos como por bromear porque mi papá hacía videos y nos unió en esa canción. Dijimos: vamos a ver qué tal y a las 8 horas, el teléfono estaba casi que se explotaba, era notificación por aquí, notificación por acá, o sea, fue algo maravilloso», recuerda Mati.& ;
Al ver que tenían en sus manos la posibilidad de dejar ver su talento a lo largo y ancho del territorio nacional, por medio de redes sociales, sus padres, Francisco y Wirleny decidieron poner en marcha el proyecto que los catapultaría a la fama nacional.
El trabajo en equipo que han logrado realizar como familia, es sin duda un orgullo para ambos, sin restar créditos a la influencia de Dios en el proceso, pues confirman que sin él nada habría sido posible.
«Hemos incluido a Dios. Dios está en nuestra mente y en nuestro corazón. Porque él nos lleva de la mano. Dios nos acompaña, Dios nos sigue, Dios nos ayuda para todo lo que hacemos«, dice el mayor de tan mágica dupla, además explica que las composiciones son obra de su papá, quien no duda en incluirlos para que formen parte del proceso.
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