Lorena Rojas | LA PRENSA DE LARA.- La forma en la que le hablamos a los niños tiene grandes repercusiones en ellos, pues nuestras palabras tienen un efecto inmediato que perduran con el tiempo en su mente y corazón.
El escritor Luis Castellanos en su libro «La Ciencia del Lenguaje Positivo: cómo nos cambian las palabras que elegimos», señala que palabras como «alegre, feliz, animado, ilusionado, orgulloso o risueño» que tienen una importante carga positiva, generan más actividad cerebral. Por lo que si les hablamos a gritos, con palabras humillantes o acusadoras, la conducta será más agresiva.
¿Cómo emplear el lenguaje positivo?
1.- Cambiando las palabras que usas, evitando las comparaciones como «mira a tu hermano» y así mismo evitando los insultos como «eres tonto», entre otros. El motivarlos es de gran importancia, emplea frases como «ya verás ahora lo vas a hacer muy bien».
2. El objetivo es cambiar la conducta no al niño. En lugar de criticarlo, habla directamente de la conducta y explícale lo que quiere que haga.
3. Ubicarse a la misma altura del niño, es una manera de tener una actitud positiva hacia él y demostrar empatía.
4. Evitar transmitir mensajes negativos. Si analizamos los mensajes que le enviamos al niños al llamarle la atención, es fácil darnos cuenta que muchos llevan la palabra NO, lo que hace que los mensajes sean negativos.
5. No abusar de órdenes y amenazas. «Ven aquí», «levanta los juguetes», «báñate», «haz la tareas» entre otros. Puedes dar ordenes, pero no abuses.
6. Evitar etiquetar al niño.
7. Recuérdele lo importante que es para usted y cuánto lo quieres.
El lenguaje positivo refuerza la autoestima del niño, le permite desarrollar una actitud positiva para afrontar los retos de la vida diaria, influye en su actitud y en las relaciones sociales.
Con información de: Family First Blog