Agencias | LA PRENSA DE LARA.- Una de cada 3 personas que atravesaron la infección por COVID-19 recibió un diagnóstico neurológico o psiquiátrico en los siguientes 6 meses. De ellos, el 17,4% evidenció trastornos de ansiedad, un 2,1% infarto cerebral, 1,4% trastorno psicótico, el 0,7% demencia y el 0.1% parkinsonismo. Así lo reseñó
Se destaca aquellos pacientes que debieron ser hospitalizados tuvieron una incidencia del 38,7%, 46,4% los que debieron ingresar a las unidades de terapia intensiva y al 62,3% en un subgrupo que había presentado encefalopatía durante la internación.
Estos datos surgen de una reciente investigación denominada «Resultados neurológicos y psiquiátricos a los 6 meses en 236.379 sobrevivientes de COVID-19» llevado a cabo por la Universidad de Oxford durante el período comprendido entre el 20 de enero y el 13 de diciembre de 2020, tomando los datos de personas que habían padecido la enfermedad (mayoritariamente de los Estados Unidos)
«Los pacientes que estuvieron hospitalizados o tuvieron presentaciones más graves son los que desarrollaron más cuadros de trastornos del ánimo, estrés postraumático y tuvieron más compromiso a largo plazo, mientras que los que cursaron casi asintomáticos experimentaron consecuencias más leves», explicó en referencia a los resultados de este estudio el doctor Roberto Amon, especialista en Psiquiatría de Adultos y Profesor Asociado de Psiquiatría de la Facultad de Medicina de la Universidad de los Andes.
Según trabajos previos, ya existía evidencia preliminar de una asociación entre COVID-19, aunque la incidencia estimada fue en pacientes mayores de 65 años y aquellos que sufrían de encefalopatía.
«Desde el inicio de la pandemia y de la implementación de restricciones a la circulación, estamos viendo las consecuencias que puede traer el confinamiento, como el estrés postraumático, tasas más altas de depresión y de trastornos de ansiedad, síntomas que no siempre constituyen enfermedades, pero sí gran estrés emocional que se manifiesta de diversas maneras. También se ha observado un aumento de las tasas de suicidio», afirmó José Manuel Santacruz Escudero, médico psiquiatra y psicogeriatra y presidente de la Asociación Colombiana de Psiquiatría.
El duelo, el aislamiento, la pérdida de ingresos y el miedo están generando y agravando los trastornos de la salud mental. A criterio de los especialistas, entre los factores de riesgo para desarrollar ansiedad y/o depresión durante la pandemia se registran los sociodemográficos, como vivir solo, poseer menor o mayor nivel educativo, no tener hijos o tener más de 2.
Pero también destacan la importancia de los factores psicológicos o sociales, como una mala autoevaluación del estado de salud, mala calidad del sueño, alto nivel de estrés, ingreso económico familiar inestable, soporte familiar escaso, eventos de vida estresantes, familiares o conocidos con diagnóstico de COVID-19, presentar una enfermedad actual o tener antecedentes de determinada patología, y una alta exposición a los medios de comunicación.
«La pandemia ha perturbado o paralizado los servicios de salud mental esenciales del 93% de los países, además los mismos pacientes dejaron de asistir a sus controles presenciales los primeros meses; luego, lentamente, se fueron retomando las atenciones y, al mismo tiempo, fueron implementándose atenciones virtuales y se dieron facilidades para adquirir los medicamentos mediante recetas electrónicas. El riesgo de dejar las consultas y los medicamentos es serio, ya que, por ejemplo, los pacientes con trastornos del ánimo pueden descompensarse y experimentar nuevos episodios depresivos en un contexto muy adverso; los pacientes con trastornos psicóticos pueden presentar episodios graves agudos que requieran hospitalización y pueden recaer los pacientes con adicciones que están estables luego de haber dejado de consumir alcohol y drogas», subrayó Amon.
Entre las estrategias recomendadas para cuidar la salud mental, Santacruz Escudero recomienda mantener rutinas regulares y con un horario equilibrado entre vida personal, trabajo y estudio, dormir 7 a 8 horas por noche, limitar el consumo de café y alcohol, mantener el contacto social de manera segura, ya sea en forma presencial o virtual, hacer ejercicio al menos 30 minutos cada día, llevar una dieta saludable del tipo mediterránea o similar y no caer en la desesperanza.
La Organización Panamericana de la Salud (OPS) recomienda protegerse a sí mismos y brindar apoyo a otras personas, como por ejemplo, llamar por teléfono a los que puedan necesitar asistencia adicional.
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