Rosalinda Peñaranda | LA PRENSA.- Residentes de la Ruezga Norte, sector 2, vereda 15, aprovechan sus frentes, que comunica con la quebrada, para hacer pequeños huertos en donde siembran diversidad de vegetales, frutas y legumbres.
Son aproximadamente cuatro familias del sector que han tomado su frente para hacer su propio huerto, mientras otras familias utilizaron el espacio para tener sus jardines, en donde pasan las tardes bajo la brisa de los árboles que han plantado.
La familia Bravo fue quien promovió esta iniciativa, cuando en el año 2002 decidieron colocar un relleno en frente de su casa, que comunica con la quebrada, para nivelar el suelo, y darle uso al espacio. Para ese entonces varios vecinos estaban en desacuerdo, según los rumores en la calle, pero más tarde todos comenzaron a hacer lo mismo, colocando el relleno y sembrando matas de distintas especies, en el terreno que le correspondía, explica la familia.
Aunque la quebrada se encuentre a un lado, los vecinos expresan que ellos mantienes los espacios limpios, gracias a que cuentan con un buen servicio distribución de agua por tubería, sin racionamiento; comentan que sólo en temporadas de lluvias toman prevenciones con las siembras, sobre todo las de caraotas, ya que la canal crece y puede llegar a arrastrar el cultivo.
Mini granja Los Tetrusco, es el nombre que lleva el espacio que con mucho esfuerzo y dedicación Luis Bravo y Damary Pérez han levantado, con la ayuda incondicional de sus hijos y los padres de la dama. “Todos los días regamos las matas, se lleva tiempo, pero todos nos proponemos a mantener el espacio” señala la señora Marisela Crespo, madre de Damary, explicando como se reparten entre todos los miembros de las casa las responsabilidades para mantener el huerto y los jardines de su mini granja.
Esta familia comenzó sembrando plantas de cambur; y para el momento ya cuentan con cultivos de caraotas, quinchoncho, maíz, Yuca, uvas, tomate, lechuga, pimentón, cebollín, ají dulce, mango, manga, aguacate, tamarindo, guayaba y mandarina, que aún están pequeñas. Tienen además algunos materos con calas, tulipanes y aves de paraíso.
Para el señor Luis Bravo, quien fue el precursor de esta iniciativa, lo más significativo, son las tres matas de parchitas, a las cuales él mismo le hizo una base con palos y mallas de construcción en forma de arco, donde ellas caen, y permite el paso por debajo del arco para recoger la cosecha. Cuando se dan las cosechas los esposos comparten entre los vecinos, la frutas, hortalizas y legumbres que han cultivado.
También cuenta con un espacio con grama donde se reúnen en las celebraciones de la familia, o de algún vecino. Para las fechas festivas como carnaval o semana santa, colocan una piscina de plástico para que los niños de la comunidad compartan en el lugar.
Sara Soto, vecina de los Bravo, también ha utilizado su frente para hacer un huerto, el cual cuenta con 11 matas de cafés, “las sembré con unas semillas que me traje de Mérida hace unos tres años” comenta la señora Soto. Hasta el momento contabiliza 5 cosechas, cuales ha repartido entre sus amistades, confiesa que fue hasta hace poco tiempo que probó el café, en la última cosecha, porque el proceso para el secado y tueste del café es muy tedioso. La mini granja de la familia Bravo es muestra de que las condiciones para vivir también se hacen, así como varias de estas familias han trabajado con constancia y por iniciativa propia en tener un espacio en conexión con la naturaleza; todo es cuestión de esfuerzo y dedicación, así lo certificó la señora de Bravo.