Joelis Sosa | LA PRENSA.- Algo muy común en los caseríos es la siembra y cosecha de alimentos, pero en la actualidad cualquier espacio de estos lugares urbanos se han convertido en huertos. La gente no está desaprovechando ningún rincón, siembran las semillas y esperan la cosecha para alimentarse.
La escasez de alimentos que actualmente está afectando a los venezolanos hace que más del 95 por ciento de los habitantes del municipio Urdaneta use sus tierras para la siembra, únicamente de lo que le sirva para las tres papas: desayuno, almuerzo y cena.
“Buscando la manera de alimentarnos, así estamos, ya que en las bodegas no llegan víveres, debemos hacer lo que se puede”, asegura Andrea Gil, quien reside en Moroturo y explica que en años anteriores ella no acostumbraba sembrar, porque todos los productos lo conseguía en “la bodeguita de la esquina”. Maíz, yuca, ocumo, frijoles, quinchonchos, caraotas, tomates, cebollas, aliños, auyama, y plátanos son algunas de las cosas que se ven por estos espacios, que cada vez son más productivos.
Residentes de Santa Inés, Aguada Grande y Moroturo tienen en sus patios cualquier tipo de siembra, sea grande o pequeño el espacio ellos buscan la manera de tener algún alimento hecho en casa para su consumo diario.
El maíz lo utilizan para realizar desde cachapas hasta arepitas y fororo; así como la auyama y la yuca que no sólo son para hacer sus cremas sino que lo usan para tortas, arepas y puré; los tomates, para las salsas, acompañar las arepitas, también para el tradicional perico con el que usan los huevos criollos de las gallinas criadas por ellos mismos.
No conformes con la siembra y posterior consumo, los residentes también comercializan los alimentos a precios accesibles, con lo que se ayudan económicamente.